Cálido encuentro entre el Papa y la presidenta argentina
Cristina le pidió a Francisco que colabore "para lograr el diálogo por las Malvinas"
lunes 18 de marzo de 2013, 14:26h
Cristina Fernández de Kirchner calificó como
"fructífero" el diálogo que mantuvo con el Papa Francisco, en el que
le pidió su "intermediación" por la cuestión Malvinas, y manifestó su
satisfacción porque el sumo pontífice le habló de la "Patria Grande"
que buscan construir los gobernantes latinoamericanos.
"El diálogo fue fructífero e importante. Le solicité a
Francisco su intervención para lograr un diálogo con el Reino Unido", dijo
la mandataria a la prensa del almuerzo que mantuvo con el Papa Francisco en la
residencia Santa Marta del Vaticano, en la primera audiencia a un presidente
que otorgó el Papa.
En la declaración a la prensa, Cristina recordó la
intermediación del papa Juan Pablo II en 1978 ante los gobiernos de la
dictadura militar de Argentina y Chile, que llevó a un acuerdo por el Canal del
Beagle, y dijo: "Estamos ante una oportunidad histórica y más favorable,
con gobiernos democráticos en Argentina y el Reino Unido".
"Le pedimos a Francisco que interceda para que ese
diálogo entre el Reino Unido y Argentina pueda llevarse a cabo. Es
imprescindible que todos los países empecemos a cumplir las resoluciones de
Naciones Unidas", dijo Cristina en referencia a las resoluciones de la ONU
en pos de un diálogo por Malvinas, que son rechazadas por el Reino Unido.
Agregó que "Argentina es un país más que
pacífico", y aseveró que "no hay peligro de ningún enfrentamiento de
naturaleza bélica con el Reino Unido".
La mandataria argentina expresó su sorpresa por escuchar del
Papa Francisco el término "Patria Grande", y también por la
importancia que le dio el Pontífice a esta iniciativa
"El sacó el tema de conversación y me habló de la
Patria Grande. Me habló de Latinoamérica y del rol formidable que están
cumpliendo sus distintos gobernantes, que trabajan unidos", relató
Cristina.
Añadió que Francisco "recordó que el término Patria
Grande lo usaban José de San Martín y Simón Bolívar", y dijo que
"para una argentina y latinoamericana, escuchar de boca del Papa el
término Patria Grande", era "de gran impacto".
"Me impactó, me impresionó mucho escuchar del Papa el
término Patria Grande, y nos hace pensar en redoblar los esfuerzos para seguir
en esta dirección", consignó la mandataria argentina.
En cuanto a lo personal, la Presidenta destacó el
"gesto" que tuvo el Pontífice "con el pueblo argentino", al
invitarla a un encuentro un día antes de ser ungido Papa, y lo llamó
"nuestro Papa", aunque aclaró que no era por ser argentino, sino
porque lo es "de todos aquellos que comparten la fe católica y creen en
Dios".
Cristina destacó la "sencillez" del Papa, que le
agradeció especialmente que haya aceptado su invitación al almuerzo en la
residencia Santa Marta del Vaticano, así como también cada uno de los regalos
que le llevó en nombre del pueblo argentino.
"Me gustó ese gesto porque remarca uno de sus rasgos
característicos que es la sencillez", dijo la Jefa de Estado argentina.
La Presidenta le obsequió a Francisco un equipo completo de
mate, que incluyó un termo, un mate, una bombilla, una azucarera y una yerbera,
fabricado por una cooperativa argentina del plan Argentina Trabaja, "para
que Francisco siga tomando mate siempre", y un poncho de vicuña de la
provincia de Catamarca "para que se abrigue del frío Europeo", según
dijo.
En tanto, el Pontífice le obsequió a Cristina un libro de la
Conferencia Episcopal Latinoamericana, un mosaico de la fundación de la
Basílica de San Pedro, y una rosa blanca en representación de Santa Teresita,
que es la santa preferida de Francisco, y que ella prometió "guardar"
entre sus "cosas".
Cristina también contó que durante el encuentro se abordó el
tema de la trata de personas y del trabajo esclavo y dijo: "Nos sentimos
absolutamente identificados con el compromiso y la lucha de Francisco".
La mandataria mencionó que había invitado a Francisco a
visitar Argentina, teniendo en cuenta que en julio encabezará en Brasil el
Encuentro Mundial de la Juventud.
Finalmente, dijo vio al Papa "sereno, seguro, tranquilo
y en paz", y también "ocupado" y "preocupado" por lo
que va a ser "la inmensa tarea de conducir el Estado Vaticano y su
compromiso de cambiar las cosas que él sabe que tiene que cambiar, y que se ha
comenzado a ver en gesto que luego seguramente se traducirán en políticas".