El absurdo escándalo por un asado en la ex ESMA
viernes 04 de enero de 2013, 18:48h
El destino del uso del predio donde funcionó la Escuela de
Mecánica de la Armada se discutió y definió hace ocho años, por impulso del
entonces presidente Néstor Kirchner. Ahora, un grupo mediático y su habitual
coro de políticos opositores, pretende volver sobre un debate que la sociedad
argentina ya saldó.
El 24 de marzo de 2004, el por entonces presidente Néstor
Kirchner realizó uno de los actos más trascendentales de la democracia
argentina. En la misma Escuela de Mecánica de la Armada, en recuerdo del inició
la última dictadura militar, pronunció un histórico pedido de perdón en nombre
del Estado a todas las víctimas de la represión ilegal. Unos meses antes, en
agosto de 2003, ambas cámaras habían aprobado con el apoyo mayoritario del
gobierno nacional la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final,
sancionadas en 1987 por un Congreso Nacional con mayoría de la UCR tras los
planteos de Semana Santa de parte de la Corporación Militar.
Desde ese agosto de 2003 hasta la fecha pasó mucha tinta
debajo del puente de la Justicia: fueron condenados los jerarcas de la última
dictadura militar por delitos de lesa humanidad, y también, es la novedad, y
están procesados funcionarios y cómplices civiles -como Jaime Smart (ya fue
condenado), José Alfredo Martínez de Hoz, Juan Alemann y Pedro Blaquier, entre
otros-. Las estadísticas son abrumadoras: según el Cels, hay 1926 acusados por
delitos de lesa humanidad, más de 350 juicios abiertos, 74 con sentencia, más
de 250 condenados, 710 procesados detenidos y siguen los números a favor de la
aplicación definitiva de la Justicia.
Sin embargo, en los últimos días, todo el esfuerzo que
hicieron el gobierno nacional y la sociedad argentina por cerrar la página más
negra del siglo XX, está queriendo ser embarrado por dos diarios: Clarín y La
Nación. El dato curioso que tanto el CEO del primero, Héctor Magnetto, como el
director del segundo, Bartolomé Mitre, están denunciados de ser cómplices de
delitos de lesa humanidad por la apropiación de Papel Prensa. Incluso, hasta
hace poco, el diario La Nación apretó prácticamente a la Justicia platense para
que no condenara a Jaime Smart.
¿Y qué argumentan? Acusan al ministro de Justicia y Derechos
Humanos Julio Alak de haber organizado un asado en la sede de la ex Esma para
dos mil personas como agasajo de fin de año. Y hay más: una serie de dirigentes
políticos hizo de coro horrorizado y salió rápidamente a exigir la renuncia del
ministro y a organizar una marcha en contra del asadito oficial. Juro que no es
un cuento de Osvaldo Soriano. Lo pueden leer en todos los diarios.
Las mentes más perversas pueden argumentar que fue de mal
gusto organizar un asado en un lugar donde funcionó el mayor Centro Clandestino
de Detención de la Capital Federal y dónde se utilizaba como método de tortura
picanear a los detenidos sobre un elástico metálico de una cama, práctica que
se conoció bajo el nombre macabro de "parrilla". Pero sólo las mentes más
perversas pueden creer que una cosa tiene que ver con la otra. El resto de los
mortales, apenas, podemos ver que un lugar siniestro, cuando se realiza
justicia, también puede convertirse en un lugar de celebración y de alegría.
Irónico resulta ver de cerca a los coristas de los medios
hegemónicos. Por ejemplo, Margarita Stolbizer -ahora del GEN- estaba más
escandalizada por estos días que cuando la UCR, partido al cual pertenecía en
agosto de 2003 se abstuvo de apoyar la nulidad de las leyes de Punto Final y
Obediencia Debida. Lo mismo ocurrió con los radicales Ernesto Sanz, Mario Negri
y Manuel Garrido, quien hasta tuvo el tupé de cargar contra el mismo secretario
de Derechos Humanos Martín Fresneda, hijo de desaparecidos.
Incluso hasta los integrantes del PRO -un partido no muy
preocupado por los delitos de lesa humanidad- Daniel Lipovetzky y Julián
Obligio pidieron la renuncia del ministro Alak por la supuesta ofensa a la
memoria de las víctimas. Obviamente, la izquierda trotskista no se la iba a
perder: tanto Vilma Ripoll como Jorge Altamira arremetieron contra Alak
exigiendo su renuncia. Bueno, fueron coherentes: En agosto del 2003, el PO
criticó duramente la anulación de las leyes porque se trataba de una maniobra
oficial para "evitar las extradiciones" de la justicia española (¿?) y mantener
la impunidad. La realidad, plasmadas por las estadísticas del Cels, demuestran
que, una vez más, tanto hoy como ayer, la izquierda juega a favor de la
derecha.
Del otro lado, tanto Abuelas como Hijos, relativizaron el
"escándalo" e informaron que se trató, en realidad, de la presentación del Plan
Estratégico para el período 2012-2015 del ministerio que encabeza Alak, acto
que incluyó el cuestionado asado. Y defendieron que el predio de la ex ESMA sea
utilizado para hacer diferentes actividades como las que realizan el Espacio
Cultural Nuestros Hijos, de la Fundación Madres de Plaza de Mayo; La Casa de la
Militancia de H.I.J.O.S., El Centro Cultural Haroldo Conti, el Archivo Nacional
de la Memoria, Canal Encuentro, el Centro Internacional de Educación en
Derechos Humanos de la Unesco, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por
Razones Políticas, la Iniciativa Latinoamericana para la identificación de
Personas Desaparecidas, el Instituto de Políticas Públicas de Derechos Humanos
del Mercosur, el Instituto Espacio para la Memoria-IEM, Madres de Plaza de Mayo
Línea Fundadora y la Casa de la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo.
¿Podría haber sido más sobrio el encuentro? Es posible. Pero
lo cierto es que hoy, donde ayer se
enseñoreaba la muerte, hoy se campea la alegría de ir haciendo justicia.