A partir de las 15.00 horas del martes 31 de julio y hasta las 24 horas del miércoles 1 de agosto, la Dirección General de Tráfico va a poner en marcha un dispositivo especial para dar “cobertura de seguridad y fluidez” a los 3,4 millones de desplazamientos que se calcula que se van a producir en España, ya que coincidirán los desplazamientos de aquellos que inician sus vacaciones con quienes las terminan.
Según los datos facilitados por Tráfico, van a participar todos los efectivos de la Agrupación, 8.350 agentes, junto con más de 400 funcionarios y personal técnico especializado. Se cuenta, además, con un circuito cerrado con 990 cámaras de televisión, 2.060 estaciones de toma de datos y 1.639 paneles de mensaje variable instalados en las carreteras y 18 helicópteros que actúan en misiones de vigilancia.
Analizando esos datos se podría decir que el despliegue es imponente. Pero la realidad de lo que ocurre internamente en la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil adquiere, en ocasiones, carácter de cómica ironía, si no fuera por lo dramático del caso. Según los datos que ha podido conocer Diariocrítico, la situación es de ‘saldos de verano’.
Sin coches, sin SUVA
El Servicio Unipersonal de Vigilancia de Autopistas (SUVA) era una promesa estrella del Partido Socialista para la Guardia Civil de Tráfico. Se trataba de patrulla unipersonales en ‘coches fantásticos’, equipados con todo tipo de nuevas tecnologías. Iban a llevar sistemas permanentes de grabación, incluso para cuando alguien hablara con el agente. Los coches, con un solo guardia, iban a actuar de dos en dos en las autovías.
La realidad ha sido muy distinta: según nuestras fuentes, se ha tenido que suprimir ese ‘servicio revolucionario’ ante la escasez de vehículos, retornando a la situación original. Es más, se ha elaborado una propuesta para que los motores de los coches siniestrados puedan ser utilizados en otros que han rebasado los 200.000 kilómetros. La carcajada ha sido unánime en la Agrupación de Tráfico.
A este respecto, el director general de la Policía y de la Guardia Civil, Joan Mesquida, presentó hace escasas fechas los nuevos coches, pero no llegaron a la Agrupación de Tráfico: eran para la Policía Nacional y para la Guardia Civil rural.
En el bloc de quejas de los guardias de Tráfico se encuentra también el que no disponen de SIRDE –sistema de radioteléfonos-, que no cuentan con defensas –porras, para entendernos- y que las llamadas oficiales o de urgencias tienen que efectuarlas con sus propios teléfonos móviles… y a costa de su propio bolsillo.
Más irónico es lo que estaría ocurriendo –siempre según nuestras fuentes- con el GIAT –Grupos de Información y Apoyo de Tráfico-, antigua policía judicial del automóvil, cuya carencia de material sería tan evidente como que a las máquinas fotográficas que les facilita la Agrupación las denominan con mucho humor “la BBC”, o siglas de “sólo sirven para Bodas, Bautizos y Comuniones”. Por ejemplo, ni siquiera disponen de macro para fotos de detalles, imprescindibles en casos de accidentes.
Otras quejas van referidas a que el Plan de Vestuario sigue sin materializarse, razón por la que un número indeterminado de agentes de tráfico portarían vestuario ‘inadecuado’. Pero lo peor es que un buen número de oficiales y jefes de la Agrupación están de vacaciones precisamente en los meses de julio y agosto, cuando más desplazamientos se producen.
Lo más grave, sin embargo, es la falta de personal. Antiguamente, cuando se trataba de cubrir las plazas en la Agrupación se sacaba la convocatoria y a la misma sólo podían concurrir guardias civiles con más de un año en ejercicio. Los admitidos debían superar un curso de seis meses. Ahora, los responsables de Tráfico tienen que ir a buscar voluntarios a las Academias de la Guardia Civil porque el servicio no se considera ya ‘atractivo’.
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