La nación española
viernes 20 de enero de 2012, 12:24h
No sé a qué les suena a ustedes, amigos, la expresión Nación española,
pero el Partido Popular prepara para su próximo congreso una ponencia
con ese título, Nación española, y que es un intento de profundizar sin
extremismos en lo que nos une, y en respetar generosamente la
diversidad. No se trata de dar marcha atrás en la Historia ni de
dinamitar el Estado de las Autonomías, sino de ahondar en las raíces
comunes de España, que han quedado en buena parte como chupa de dómine y
a la intemperie por el impulso de las diversidades, de la pluralidad,
de las características singulares de cada tribu y de cada individuo.
"Ustedes, los españoles, siempre a lo suyo, siempre obsesionados,
siempre dándole vueltas a la idea de España", dicen algunos observadores
extranjeros. ¿Es que nos avergüenza ser españoles?. ¿Es que ser español
es de fachas o de retrógrados o de trogloditas o de dinosaurios? ¿Es
que no fueron españoles el Cid Campeador y Séneca, Velázquez y Goya, Agustina de Aragón y "la Pasionaria", Federico García Lorca y José María Pemán, Jardiel Poncela y Buero Vallejo, Ramón y Cajal y Severo Ochoa?
Hay muchos complejos sueltos y nocivos que dañan nuestras
convivencia..., la convivencia en un país cuyo himno ni siquiera tiene
letra y que, cuando suena, la gente no se lleva la mano al corazón sino
que bosteza.
Entiende el PP, como lo entienden millones de
españoles sensatos y nada sectarios, que la plural vertebración de un
país compuesto por 17 mini-naciones, además de las plazas de Ceuta y de
Melilla, puede dar lugar a alguna confusión, a algún ingenuo entusiasmo
de superioridad, y a que el carro vaya por delante de los bueyes. Para
evitar esa catástrofe es necesario hablar claro y apostar por una España
múltiple que sume y no que reste, que convoque a todos..., a los
intelectuales y a los artesanos, a los parados y a los hiperactivos, a
los decadentes señores feudales y a los abnegados siervos de la
gleba...a todos...a todos... a sentarse en torno al mismo fuego y a
fumar la pipa de la paz y a estrecharse las manos en este vibrante siglo
XXI.
Si bajan revueltas las aguas de las torrenteras, al
poblado le llega la hora de la calma y de la cordura. España, como el
amor o como la escritura o como el cristianismo, tiene miles de años, y
siempre saca la cabeza a flote por mucho que se esfuercen los ateos de
la españolidad... Digámoslo en román paladino: hay que dejarse de coñas y
monsergas, y tomarse muy en serio la Nación española, que es el
estanque en que remamos, el barro que nos edifica, y el aire que nos
alienta contra viento y marea.