Una oportunidad de oro para Mendoza
domingo 19 de abril de 2015, 13:07h
Los mendocinos viviremos durante seis meses una situación
singular, tendremos dos gobernadores, uno ejerciendo un mandato que está
terminando y otro electo, preparándose para iniciar su gestión en diciembre.
Hay quienes creen que esta situación es un problema, que
vaciará de poder al gobernador Pérez, que dejará en una situación incómoda a
quien resulte electo y que por ejemplo, presentará dificultades en la
confección del presupuesto provincial. No solo no estoy de acuerdo con esta
mirada pesimista, sino que además, estoy convencido que en manos de Pérez y de
quien resulte electo en junio, hay una oportunidad de oro para relanzar
Mendoza.
Más allá de los posicionamientos políticos que tengamos,
todos vamos a coincidir en que la economía local está pasando un momento
delicadísimo, con pérdida de competitividad, altísimos costos de producción,
retracción de mercados en el exterior y un combo de casi diez años de inflación
con tipo de cambio atrasado.
No obstante nuestra visión política, vamos a convenir que la
reciente designación de Fiscal de Estado y un miembro del Tribunal de Cuentas y
la fracasada elección de un nuevo ministro para la Suprema Corte, estuvo
rodeada de sospechas que dañaron profundamente la institucionalidad política
mendocina, daño que también le infringe tener una administración pública sin
presupuesto con cuatro meses del año ya transcurridos.
De la misma manera, todos podemos acordar que la situación
de la infraestructura productiva, de transporte y de servicios públicos de
Mendoza, es deficiente y antigua; y el ritmo de planificación y construcción de
la obra pública, dista una enormidad de lo que debiera ser para recuperar
terreno en la materia.
Finalmente, y para terminar una descripción que podría
ocupar varios párrafos más, todos vemos con claridad que la educación pública
mendocina ha perdido prestigio, la atención en salud está deteriorada y
convivir con la inseguridad ha pasado a ser una lamentable costumbre de todos
los mendocinos.
Mendoza ha agotado un modelo político que se encuentra
desprestigiado y luce ineficaz, pero el calendario electoral, nos ofrece una
oportunidad inmejorable de repensarlo y de recuperar, después de muchos años,
una agenda de políticas de Estado que cuenten con un amplio respaldo político,
con legitimidad social originada en las urnas y principalmente, con el
compromiso irremplazable de dos gobernadores.
Estos seis meses son una oportunidad y a la vez un desafío
para Pérez. Tiene en sus manos la posibilidad de establecer, junto a su
sucesor, pautas para ordenar financieramente la provincia, planificar obras
estratégicas y establecer criterios para salir del deterioro evidente que
sufren la educación, la salud y la vivienda en Mendoza.
Está en manos de Pérez abrirle la puerta a este cambio, ello
requiere amplitud, franqueza y sobre todo audacia para no caer estos seis meses
en la comodidad del piloto automático y animarse a pensar en Mendoza más allá
del mes de diciembre. La oportunidad está al alcance, si hay decisión del
Gobernador y de su sucesor, estamos a las puertas de buenos tiempos para
Mendoza.