martes 31 de marzo de 2015, 17:38h
Hoy 200 países en el mundo están produciendo y uno está
parado de punta a punta. La de hoy es una huelga entendible pero inoportuna.
Argentina necesita más impulsos y menos frenos. Un paro nunca es exitoso. El
paro siempre es un fracaso. Un fracaso del diálogo, el acuerdo y la buena política.
El reclamo es justo, el método inadecuado. Un Gobierno que tiene la economía en
recesión no puede darse el lujo parar el país.
Digamos las cosas como son, si este Gobierno tiene tanto
poder que puede asfixiar a los trabajadores, es porque durante muchos años
contó con la complicidad de los sindicalistas que le ayudaron a acumular ese
poder. Durante años le armaron actos a Cristina los que hoy le gritan por
Ganancias.
Nadie quiere alimentar la corrupción con el fruto de su
trabajo. Y eso pasa en Argentina desde hace años. Se exprime al trabajador para
sostener la corrupción. El Gobierno ve a un trabajador y piensa cuánto le puede
sacar, no cómo puede ayudarlo a progresar. ¿A quién le descuentan el día hoy? A
los trabajadores. ¿A quién despiden si a fin de mes no cierran los números? A
los trabajadores. Este paro le es indiferente al Gobierno pero a los
trabajadores los perjudica notablemente.
El segundo mandato de Cristina Kirchner, es el peor Gobierno
desde 1983. Tuvo recursos, tuvo poder, tuvo todo y lo dilapidó. Nos encerró en
una crisis instigada y promovida desde la Casa Rosada. Hay que dejar de hacer
cosas pensando en este Gobierno que termina y empezar a tomar medidas para
ayudar al Gobierno que viene.
A los sindicatos solo les pido un favor para el país. Que
con el próximo gobierno, sea encabezado por quien sea, no sean sindicatos
opositores ni sindicatos oficialistas. El día que los sindicatos argentinos
sean sindicatos de los trabajadores, habremos avanzado mucho rumbo a un país
que funcione.
Sindicalistas y Gobierno se disputan con el país parado,
quién será más opositor desde el 10 de diciembre. Ambos saben que este paro
solo complica la vida de los que trabajan, y ellos no hacen eso hace mucho
tiempo. Este Gobierno está agotado, y este sindicalismo, también. No me imagino
un país normal, que funcione y progrese con estos gobernantes y estos
sindicalistas.
Hasta acá llegamos con un Gobierno sordo. De acá salimos con
un Gobierno responsable.