Credibilidad europea en juego
Por
Javier Fernández Arribas
martes 06 de enero de 2015, 10:36h
No es nada recomendable hacer política a través de los
medios de comunicación y crear un enfrentamiento público que pone en duda la
credibilidad europea. Grecia es el escenario de las disputas pero lo que de
verdad está en juego es la confirmación del poder establecido durante décadas
frente a la opción alternativa que está surgiendo en algunos países del sur por
la extrema izquierda, como en Grecia o España, y en otros países por la extrema
derecha, como en Francia o el Reino Unido.
En Alemania se ha utilizado a la revista Der Spiegel para
lanzar el órdago de que la
Unión Europea estaría ahora preparada para asumir la salida
de Grecia del euro. Desde Bruselas se han apresurado a decir que la pertenencia
de Grecia a la eurozona es irrevocable y asume un papel de contrapeso frente al
silencio del Gobierno de la canciller Angela Merkel que ni desmiente ni
confirma la información de la revista. Los expertos se han apresurado a
analizar la situación que en un principio tiene el riesgo de extender la
inestabilidad a otros países, como España. El 80% de la deuda griega está en
poder de instituciones europeas y el Fondo Monetario Internacional.
Algunos responsables daban por hecho la enésima crisis
helena y ya habían amortizado sus posibles consecuencias. Sin duda, la partida
se juega en dos planos, uno el real sin cámaras y con duras negociaciones que
en las últimas semanas han incluido a Alexis Tsipras, líder de Zyriza, favorito
en las encuestas para ganar las próximas elecciones griegas del 25 de enero, y
el otro en público para presionar y ganar posiciones. Es cierto que Alexis
Tsipras ha pasado de no pagar la deuda a negociar, en un baño de realismo
importante que pone de manifiesto la debilidad de los planteamientos populistas
de estas formaciones oportunistas y, también, la falta de solvencia de un
proyecto europeo manipulado por unos intereses específicos que chocan con las
necesidades de millones de europeos, la mayoría del sur pero tan contribuyentes
y esforzados como los del norte. La austeridad y las reformas son necesarias
pero se pueden compaginar con incentivos e inversiones que creen actividad
económica y empleo. Los datos de España, insuficientes pero importantes, lo
demuestran. Al final son los ciudadanos los que votan y necesitan recuperar su
confianza en los dirigentes y las instituciones nacionales y de la UE.