Cuba, una gran oportunidad
lunes 22 de diciembre de 2014, 08:59h
Cuba
dejó de ser una colonia española en 1898, para pasar a manos de Estados Unidos,
pero los españoles nunca dejaron ser fans de Cuba, en especial los gallegos,
que no solo emigraron en masa en distintas oleadas, sino que son la cuna de los
hermanos Castro, cuya familia es de un pueblo de Lugo. Los primeros españoles
llegaron a Cuba el 27 de octubre de 1492 por la zona de Bariay, y desde
entonces la historia ha unido -en general para bien- a los dos países. Cuentan
las Cartas de Indias que una vez que Colón pisó suelo cubano, se arrodilló en
la arena y con la cabeza inclinada hacia arriba exclamó: "Esta es la
tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto jamás". España no rompió
con la dictadura comunista de Castro ni siquiera con el dictador de derechas
Francisco Franco, uno de cuyos ex ministros, Manuel Fraga, sería tiempo después
buen amigo de Cuba -y de su paisano Fidel-, siendo presidente de la Xunta de
Galicia. Otro gallego, el histórico empresario del automóvil Barreiros puso fin
en Cuba a su vida como industrial, de la mano de los hermanos Castro. También
los catalanes ejercieron una gran influencia en Cuba, no tanto con emigrantes
como con negocios. Y más recientemente, desde Mallorca se asentaron en la isla
caribeña importantes cadenas hoteleras como, por ejemplo, la de la familia
Fluxá.
En
contra de lo que suele decirse, Cuba tiene un alto índice de desarrollo humano
-el segundo entre los países latinoamericanos, según la ONU- y por mucha
decadencia que se observe en sus calles los niños siempre dan imagen de estar
bien cuidados. Carece de libertades habituales en las democracias occidentales:
la suya es una república socialista, con una incipiente liberalización
económica y una cierta experiencia en las empresas mixtas, muchas de ellas con
inversores españoles. Incluso el propio Estado español hizo negocios con Cuba,
al propiciar la entrada de Altadis -antes Tabacalera- en la comercialización de
los míticos Cohiba, los cigarros preferidos de Fidel Castro.
Esta
semana Cuba ha dado un gran paso, que va a redefinir su futuro, una vez
restablecidas las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. El pacto de Raúl
Castro con Barack Obama marca también para España un antes y un después. En
buena lógica, España debería liderar la nueva posición europea con Cuba y
favorecer la presencia de empresas españolas en el proceso de liberalización
económica de Cuba. De que se hagan bien o mal las cosas dependerá de otro
gallego en el Gobierno: Mariano Rajoy.
José
Luis Gómez