Una reforma electoral para que poco o nada cambie
lunes 01 de diciembre de 2014, 13:29h
Diferentes sectores reclamamos al oficialismo debatir los
proyectos para modificar el sistema de votación a fin de terminar con las
actuales boletas múltiples y pasar a la boleta única. No es caprichoso este
pedido. En la actualidad, 14 países de América Latina y muchos más en el resto
del mundo -algunos desde hace más de 100 años- implementan este tipo de boletas
con resultados exitosos en términos de transparencia, economía procesal e
igualdad entre todas las fuerzas políticas.
En Argentina aún se vota -salvo en Córdoba y Santa Fe para
sus elecciones locales- a través de lo que se denomina boleta múltiple: cada
partido tiene su propia boleta y en ella figuran los/as candidatos/as para los
cargos que se someten a elección. Asimismo, la impresión y provisión de dichas
boletas está a cargo de los partidos, sean éstos grandes o pequeños con menor
infraestructura. Este sistema precario y desigual da lugar a diversas
irregularidades: la más común y denunciada en reiteradas elecciones es la del
robo de boletas.
Las boletas múltiples reflejan un sistema antiguo y poco
transparente que debe ser cambiado. Pese a ello, el Frente para la Victoria,
con mayoría en ambas cámaras del Congreso se niega a debatir este tema. A
cambio, su principal referente en cuestiones electorales, el diputado Landau,
presentó un proyecto de ley para modificar algunas cuestiones del actual
sistema de votación. Esta propuesta es solo un parche y no soluciona los
problemas graves que conllevan las boletas múltiples.
El proyecto reconoce la existencia de robo de boletas y las
irregularidades que se producen en los lugares de votación. Pero en lugar de
realizar una reforma profunda del sistema, propone modificaciones que lo único
que hacen es perpetuar esta forma de elección obsoleta y oscura. La figura de
"boletas de contingencia" incorporada en el proyecto no soluciona el problema
de la desigualdad entre los partidos políticos y las irregularidades en la
distribución de los fondos para la impresión de boletas.
Tampoco garantiza que deje de existir el robo de ellas. La
iniciativa contempla también la creación de los "delegados electorales",
encargados de entregar las boletas de contingencia y resolver cuestiones que
surjan el día del sufragio. Serán capacitados en una Escuela de Capacitación y Estudios
Electorales que dependerá de la Cámara Nacional Electoral (CNE).El proyecto
oficial también trata de dar mayor relevancia en los procedimientos a la CNE,
lo que es un aspecto positivo, y de poner orden en materia de aplicación de
sanciones, aunque se suavizan algunas de ellas en vistas de un panorama de
incumplimientos. En lugar de proponer parches y pequeñas reformas que terminan
perpetuando este deficiente modelo de elección hay que debatir en profundidad y
avanzar hacia la implementación de la boleta única.
El oficialismo no cuenta con argumentos fuertes para impedir
el debate sobre el sistema de boleta única. Su principal razón es que la actual
forma de votación lo beneficia sobre el resto de las agrupaciones. Tienen el
aparato del Estado y una presencia territorial mayor al resto. La iniciativa de
Landau fue presentada como una gran reforma pero no se trata más que de un
proyecto para que sustancialmente nada cambie.
Manuel Garrido,
DIPUTADO NACIONAL (UCR)