Gibraltar español y la utopía
miércoles 13 de agosto de 2014, 18:46h
"Hay motivos para creer que Gibraltar se han cometido
delitos de contrabando de tabaco y blanqueo de capitales que afectan a los
intereses financieros o de otra índole de la Unión Europea". Esta es la
principal conclusión de la investigación
desarrollada durante el último año por la OLAF, la oficina europea de
lucha contra el fraude sobre el papel del peñón como base para actividades
ilícitas y evasión fiscal. La pregunta ¡claro está! es si hasta ahora no se han
caído del guindo o simplemente no les ha interesado poner el dedo en la llaga
sobre esa colonia británica para muchos intocable.
Todo el mundo sabe que en el Peñón se blanquea dinero y se
trapichea con todo tipo de cosas. Desde
qué se abrió la verja muchos vecinos de la zona viven del pequeño contrabando
de tabaco para desesperación de los pequeños estancos que han visto como su negocio
se iba al traste. "¿Porqué pagar impuestos si para otros se saltan las
leyes tributarias y todos hacen la vista gorda?", se lamentan los
estanqueros. Pero no nos engañemos, el tema de Gibraltar no es el contrabando
de tabaco sino el blanqueo de capitales, el movimiento grandes flujos de dinero
proveniente del narcotráfico y otras actividades ilícitas y ahí es donde nadie
quiere de verdad meter mano al igual que ocurre con otros paraísos fiscales.
Es verdad que el reconocimiento europeo de que existe una
actividad delictiva, que debe ser investigada judicialmente puede constituir un
triunfo para el gobierno español que, en definitiva, lo que pide es que se
cumpla la legislación internacional y comunitaria... Pero el contrabando y el
fraude fiscal es sólo la punta del iceberg de los muchos frentes abiertos entre España y el
Reino Unido sobre Gibraltar desde hace tiempo y
que se mantendrán mientras no se afronte el tema de la soberanía de una
vez por todas. Aquí se ha intentado de todo y
según han ido pasando los gobiernos las estrategias han sido diferentes pero con idénticos y nulos
resultados. Recuerdo hace años como Piqué, con el gobierno de Aznar, creyó que
había encontrado el bálsamo de fierabras con la fórmula de la soberanía
compartida y vaticinó el fin del conflicto en apenas una semana. Después llegó
Moratinos quien optó por los" posados" con monos incluidos,
pensando que si salía en la foto -aunque
le despellejaran vivo- solucionaría algo y ahora el actual ministro García
Margallo que se estrenó con el grito de guerra "Gibraltar español"
está en las mismas.
A todo esto se añade la actitud chulesca del actual mandamás
en la colonia ese tal Fabián Picardo al que le gusta enredar más que a un niño
un caramelo. Como está creciendo el debate sobre el blanqueo se ha sacado de la
manga un hostigamiento imaginario de una embarcación de la Guardia Civil en
aguas gibraltareñas hacia una embarcación de recreo y se ha pedido a la diplomacia británica que tome medidas firmes inmediatas respecto a
este asunto.
Esta no es la primera vez ni será la última que este tal
Picardo y su equipo denuncian incidentes entre los más altos estamentos del
gobierno británico, y si de muestra vale un botón hace apenas unas semanas el
embajador español en Londres, Federico Trillo, fue llamado a consultas y eso
esta siendo una práctica habitual . Tanto cuando se produce persecuciones a
narcos como cuando hay en los alrededores
de buques oceanográficos de la Armada o cualquiera acción de un barco
español en aguas que ellos
consideran suyas aunque sea falso, la escena se repite. El asunto es que tanto
va el cántaro a la fuente que terminara rompiéndose y los límites a tanto
despropósito deben ser las leyes internacionales.
Gibraltar actúa y es un paraíso fiscal y por eso florece y
prospera en el Peñón el crimen organizado en torno al contrabando de tabaco.
Está claro, aunque algunos no lo quieran ver que el convenio de Estrasburgo y
el artículo 301.4 del código penal, legitiman en nuestro país las investigaciones de delito de blanqueo en
el extranjero. La iniciativa de OLAF es
un primer paso en el camino de la transparencia y Bruselas debe dejárselo bien
claro a David Camerón. A pesar de todo y
sea como fuere mucho me temo que
eso de Gibraltar español seguirá siendo una utopía.