La derrota no impidió que la gente saliera a las calles a celebrar el subcampeonato

No hubo ciudad donde no se viera ese festejo, jóvenes con sus amigos, y familias enteras no se perdieron la oportunidad de mostrarle al mundo su orgullo por ser argentinos, y por haber estado en la final nada más y nada menos que en el Mundial de Brasil.


El Obelisco una vez más fue el principal centro de atención. Como cada vez que hay un festejo, uno de los símbolos argentinos recibió a los fanáticos, que con lágrimas en los ojos gritaban fuerte por su selección.


A través de una pantalla gigante, se pudo visualizar a Lionel Messi, cuando recibía el premio del `Mejor jugador del Mundial`, otorgado por la FIFA, y a pesar de no haber podido convertir desde la finalización de la primera fase, la gente se rindió a sus pies y ovacionó al astro del Barcelona.


El otro que encabezaba los elogios era Javier Mascherano, del que todos destacaron su amor por la camiseta y el contagio que le brinda al resto del equipo con su entrega.


Así se podía ver a Juan, que había llegado con su familia desde Flores, quien con un poster de Mascherano entre sus manos suplicaba que todos siguiéramos "el mensaje que dejó Masche de solidaridad y humildad".


En la misma línea estaba Julieta de Once, que acompañada por sus amigas aseguraba que "en Rusia no se nos escapa, jugando en equipo el mundial va a ser nuestro".


Con las caras pintadas y envueltos en una bandera argentina se encontraban Facundo y Esteban, que casi afónicos se acordaban de toda la familia del árbitro italiano, al que culpaban por la derrota por no haber cobrado el penal a Higuain.


Juan, llegado desde Avellaneda,  analizaba con una frialdad sorprendente la táctica de Sabella, Para este simpatizante el entrenador "hizo bien en cuidarse ya que ante estas potencias te distraés un segundo y te la mandan a guardar".


Muchos se juramentaron volver a estar ahí, cuando en cuatro años se inicie una nueva ilusión mundialista, y ya querían ir pensando canciones para la ocasión...