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Carroña

Carroña

Por Enrique Szewach
lunes 23 de junio de 2014, 08:57h
Permítanme, primero, un apunte conceptual.
 
A la Argentina no le apareció "de golpe" una deuda potencial en torno a los 15000 millones de dólares. Esa deuda existía al momento del default del 2001, y al momento de los respectivos canjes del 2005 y del 2010.
 
Sucede que, unilateralmente, decidimos decirle a los tenedores de esos bonos "o aceptás nuestra oferta o pelito para la vieja".
 
Frente a esto, algunos de los tenedores de estos bonos iniciaron un juicio para tratar de cobrar sus bonos -que estaban emitidos bajo jurisdicción de la justicia de Estados Unidos-.
 
Otros, que necesitaban la plata o no tenían medios para hacer juicio, o pensaban que no podían ganarlo. O suponían que, aún ganando, les resultaría difícil cobrar, los vendieron a precio "de remate" a quienes pensaban, y tenían recursos, que sí podían, a través de un juicio, cobrar.(Si los que vendieron los bonos en su momento hicieron un buen o mal negocio, depende de lo que hayan hecho con el dinero recibido. Pero eso nada tiene que ver con la Argentina).
 
 
Es decir, la Argentina tenía un monto de deuda externa reestructurada y un monto de deuda "en litigio", que no había contabilizado como tal, en el convencimiento que nunca tendría que pagarla.
 
 
En otras palabras, primero convertimos en "carroña" unos bonos que decidimos borrar de nuestros registros de deuda y luego aparecieron los "buitres".
 
 
Pero, lamentablemente, perdimos el juicio. Si obró bien o mal durante estos años. Si el fallo es correcto o incorrecto. Si lo merecíamos o no, etc. etc., quedará para la historia. El hecho es que fuimos condenados a pagar por la justicia a cuya jurisdicción nos sometimos voluntariamente.
 
 
Ahora se abren dos posibilidades.
 
Cumplir con el fallo, y tratar de negociar la forma de pago más viable para las cuentas públicas argentinas o, alternativamente, desconocer el fallo y, por la forma en que está redactado tanto el contrato, como el fallo mismo, entrar en default con todos los tenedores de bonos de deuda argentina, emitida bajo ley extranjera.
 
 
Más allá de consideraciones éticas. ¿Qué conviene hacer?.
 
Para empezar a dar una respuesta un par de datos comparativos. En la crisis del 2001, la Argentina tenía un déficit fiscal de más o menos, 5 puntos del PIB.
 
Uno correspondía a déficit operativo (ingresos menos gastos) y cuatro a servicios de la deuda. Dicho servicio, el perfil de vencimientos, el monto total, y la imposibilidad de acceder a nuevos créditos, convertían a esa deuda en "impagable". En ese sentido, el default y la reestructuración eran solución. (Otra vez, si fue la mejor reestructuración posible, también quedará para la historia). Ahora, la Argentina tiene un déficit fiscal similar al del 2001. Pero la diferencia es que, de los 5 puntos de PIB, cuatro corresponden al déficit operativo y sólo uno a servicios de la deuda. Asimismo, el monto de la deuda en poder de privados y su perfil, parecerían indicar que, bajo ciertas condiciones, dicha deuda es "pagable".
 
En este contexto, el default y la reestructuración de la deuda bajo ley extranjera, no parece ser solución.
 
Más si se tienen en cuenta los efectos de dicho default sobre los flujos de fondos para la Argentina y sus empresas, los riesgos asociados a embargos y trabas de fondos para infraestructura, y fundamentalmente, las consecuencias sobre el crecimiento y el bienestar de los argentinos.
 
A lo que hay que agregar que el problema de fondo, el déficit fiscal operativo financiado con emisión del Banco Central, persistiría y sin alternativas de financiamiento diferente.
 
 
Por lo tanto, el camino es negociar y hacer una propuesta que permita, simultáneamente, convencer a los que ganaron el juicio, y generar un mecanismo de pago pensando en el resto de los acreedores que están en condiciones de exigir lo mismo, sin violar los derechos de los actuales tenedores de bonos que sí aceptaron el canje.
 
Y, principalmente, sostener la condición de "pagable" de la deuda argentina para permitir nuevo acceso al financiamiento responsable en el futuro.
 
 
¿Existe una solución que reúna todas estas condiciones? . Creo que sí aunque no es sencilla.
 
 
Espero que quienes negocien tengan en cuenta todas estas dimensiones para el diseño de la propuesta argentina.
 
Insisto, tengo claro el escaso margen de maniobra que ahora tenemos, pero no repitamos errores.
 
Una mala solución, no será solución.
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