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¡No hay mejor país en el mundo!

¡No hay mejor país en el mundo!

Por Manuel Suárez Suárez
lunes 23 de junio de 2014, 09:18h
 
                Cuando los gallegos hablamos de la República Argentina tenemos antes que masticar un chicle de menta para prevenir cualquier injusta descalificación con una tierra que durante más de un siglo mantuvo bien calientes los fogones de cientos de parroquias que recibían ayuda de la orilla sur rioplatense. Me hierve la sangre cuando escucho críticas interesadas de políticos desnortados que olvidan el hambre que nos quitó un país solidario que hoy preside la nieta de un  emigrante de A Fonsagrada. Seguimos endeudados. La temporada de vacas gordas fue demasiado corta y no llegó para devolver lo mucho que recibimos.
 
                La educación que se le supone a los dirigentes políticos solamente se manifiesta cuando se trata de mantener sus propios privilegios o los de los empresarios que los llenan de sabrosas comisiones que no se declaran en el IRPF. Si hay comisión todo va bien y los buitres financieros son alegres mirlos blancos entonando hermosas melodías. Claro que la cosa cambia cuando un país defiende sus recursos energéticos como hizo Argentina en Neuquén. Entonces, salen ligeros los mercenarios de la prensa. Los titulares en la prensa suelen atacar utilizando el recurrente adjetivo de "autoritario" para un gobierno democrático en un intento de manipular a la opinión pública. El hecho de que Cristina Fernández fuese elegida en un limpio proceso electoral por una amplia mayoría de ciudadanos no significa nada.
 
                La política de un país no debería estar relacionada con el aumento en el bienestar de los gobernantes o de los que más tienen. Digo yo que lo verdaderamente importante es que se reduzcan las diferencias sociales para que una mayor porcentaje de familias puedan vivir decentemente de su trabajo. El actual gobierno argentino está mejorando cualquiera de los índices económicos y sociales que se quieran considerar. Defiende los intereses nacionales y actúa respetando las normativas internacionales y cumple con el pago de las deudas heredadas de una administración que fundió a los productores industriales y agropecuarios.
 
                Hay en este momento cientos de vagones de tren en circulación en líneas que fueron destrozadas por un gobierno corrupto que recibía todas las alabanzas de los jefes económicos del llamado mundo occidental. La nueva presidenta recupera el transporte ferroviario y los "rostro de piedra" de la prensa insisten en la mentira de que su gestión no es democrática. Se están construyendo viviendas con la ayuda de créditos hipotecarios reglamentados de acuerdo a los ingresos familiares. Los cerebros de la prensa babosa dicen que solo se hace para ganar votos. En Madrid vendieron a precios de oferta cientos de viviendas levantadas en suelo municipal a oscuros grupos de inversión de los conocidos "fondos buitre" y los avivados comentaristas dicen que es cosa del libre mercado y de la ley de oferta y demanda.
 
                Quizás yo haya quedado anclado en el Montevideo de aquellos hermosos años en los que mi Peñarol le ganaba al mejor Real Madrid de la historia [el de don Alfredo] y hoy lo correcto sea arrodillarse para obtener un laburito de los dueños de la guita que mueve la escena internacional. Si la presidenta Fernández traiciona a sus ciudadanos, enseguida recibirá premios y condecoraciones en Europa y Estados Unidos. Por cierto, hago hincapié  en que la señora Fernández Wilhelm aún no fue distinguida por la Xunta de Galicia con la "Medalla de Oro". Doña Cristina es hija de Eduardo Fernández y nieta del emigrante Pascasio Fernández Gómez que nació en la parroquia de San Pedro de Neiro. No olvidemos que un dictador caribeño ---también de sangre lucense--- fue agasajado con todos los honores por el presidente de la Xunta.
 
                Ahora mismo, en Buenos Aires tenemos un grave problema ya que el histórico y noble Centro Gallego está intervenido por mandato judicial. Qué hace nuestra colectividad? En lugar de organizarse y unirse para el salvamento: niegan la realidad. Nadie fue culpable de nada. Los responsables de las cindo agrupaciones políticas "Pro Centro Gallego" no tienen la valentía de dar la cara y reconocer que es el gobierno nacional el que paga los salarios de los empleados. Los mismos directivos que fracasaron tienen la poca vergüenza de criticar a quien mantiene abierto un hospital con 400 camas y un centro cultural con teatro propio.  Creo que los abuelos que fueron directivos en tiempos pasados, andan furiosos gritando por el cielo adelante al ver que sus herederos incumplen la norma moral de ser agradecido con quien te ayuda.
 
                Desde muy joven viajé desde Montevideo hasta la casa porteña de mis tíos Romero-Suárez en Villa Bosch. Mi tío era empleado municipal en el servicio de recogida de basuras. Había nacido en la aldea de O Carballal, en tierras de Cabana de Bergantiños. Era un hombre alegre que siempre tenía una historia para contar sobre sus comienzos por la calles porteñas. Evocaba con todo detalle su primera "chata" en la que volcaba los desperdicios. Unas palabras suyas que recuerdo son muy apropiadas para hacer reflexionar a los emigrantes desagradecidos: A mi, sobrino, en este país nunca me falto un peso en el bolsillo. En esta bendita tierra el que trabaja y no estropea su sueldo puede ahorrar para comprar una casita propia. ¡No hay mejor país en el mundo! Cuando yo empecé en la municipalidad quedé sorprendido con la riqueza argentina. No había día que no ecogiese dos o tres costillas de ternera que echaban en el "tacho de la basura" sin casi comerle nadita. Te digo yo que no hay quien puede fundir a este glorioso país.
 
                Mi tío de O Carballal  era una persona educada que sabía a quien agradecerle su bienestar. Qué está pasando ahora? Compruebo muy sorprendido que son muchos los emigrantes que con sus bolsillos llenos de dolares, manifiestan: "este es un país de mierda"; "acá son todos chorros";  "me cagan a impuestos"; "la culpa es de los negros que no laburan". Habría que hacer un análisis para determinar que especie de virus es el que lleva a nuestros emigrantes a ser mentirosos, insolidarios, egoístas y casi racistas. Quizás solamente haya que calificarlos de garroneros. Heredaron el patrimonio de los abuelos pero no su patriotismo de orgullosos residentes en una tierra que acoge con cariño a quien siembra esperanza de futuro. A lo mejor es el virus el que los convenció de que los únicos y grandes laburadores de   Argentina son ellos.
 
                Un ejemplo de contagio de este peligroso virus de origen desconocida se manifiesta delante del tema de las pensiones contributivas y no contributivas que reciben en Argentina nuestros emigrantes. La cantidad que sea va a la cuenta bancaria del beneficiario y queda reflejada como un ingreso en pesos, la moneda nacional. ¡Atención!  Nuestros emigrantes no paran de gritar contra el gobierno. Quieren cobrar en euros.  En vez de callarse la boquita y agradecer que se les aplica ninguna tasa impositiva por ser un ingreso del exterior; pues no, aún tienen más que decir. Si hago referencia a las pensiones es para subrayar que ---por desgracia--- son pocos los que sufren por el desastre en el Centro Gallego. Si andamos enloquecidos cambiando euros en las "cuevas" de la céntrica calle Florida no semeja que tengamos interés en luchar por la continuidad del Centro Gallego ya que sería mejor venderlo para edificar allí el nuevo SuperShopping "Cruz de Santiago".  
 
                                                                                                                             MANUEL SUÁREZ SUÁREZ
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