Cristina y los fondos buitres
"Argentina no va a defaultear su deuda, lo que no tiene es voluntad de ser sometida a extorsión"
martes 17 de junio de 2014, 07:17h
En su alocución, de cerca de media hora de duración y
grabada en su despacho en la sede del Ejecutivo, la presidenta dijo que
Argentina siempre ha demostrado en forma "clara" su voluntad de
negociación y de pago, pero afirmó que no se someterá a la
"extorsión" de los denominados fondos "buitres".
Fernández no despejó sin embargo las dudas sobre la
estrategia legal a seguir ante el fallo de la Corte Suprema de EE.UU., que
resolvió este lunes rechazar la apelación presentada por Argentina en un
litigio entablado en Nueva York por fondos de inversión que reclaman a Buenos
Aires el pago de bonos por unos 1.500 millones de dólares.
Con esta decisión del Supremo, quedó en pie un fallo del
juez neoyorquino Thomas Griesa, confirmado luego por la Cámara de Apelaciones
de Nueva York, que obliga a Argentina a pagar en efectivo la deuda reclamada.
El fallo del Supremo golpeó este lunes a los activos
financieros argentinos, con un desplome del índice Merval del 10,09 % y fuertes
caídas de los papeles argentinos que se cotizan en la Bolsa de Nueva York.
Fernández sostuvo que la decisión de la Corte no solo es
"contraria" a los intereses de Argentina y del 92 % de los acreedores
que aceptaron los canjes sino a los del sistema financiero global, razón que
explica por qué el país suramericano recibió el apoyo de naciones como Francia,
México y Brasil.
"El fallo no me sorprendió,. Yo esperaba este fallo
(...). No estoy ni siquiera enojada. Estoy muy preocupada", dijo la
mandataria.
Según Fernández, éste no es un problema financiero o legal,
sino la "convalidación de un modelo de negocios a escala global que, si se
sigue produciendo, va a generar tragedias inimaginables".
Afirmó que los litigantes compraron los bonos en mora, en 2008,
mucho después del cese de pagos de 2008, a precio de "basura",
acumulando hasta ahora una tasa de retorno del 1.600 % "que ni el crimen
organizado tiene".
"Queremos honrar nuestras deudas y lo vamos a hacer,
pero no queremos ser cómplices de esta manera de hacer negocios", aseguró.
Argentina asegura que a finales de este mes le pagará al 92
% de los acreedores que aceptaron los canjes, pero los fondos litigantes, con
el fallo de la Corte a su favor, pueden pedir el embargo de los giros que
Argentina haga a Estados Unidos para hacer los pagos en esa jurisdicción.
Si los querellantes lograran embargar esos fondos para
cobrarse en parte lo que demandan, los acreedores que sí aceptaron los canjes
se quedarían sin cobrar y Argentina entraría así en "default" (cese
de pagos) técnico.
En su discurso, Fernández no precisó cómo logrará evitar un
embargo, pero analistas coincidieron este lunes en que es probable que
Argentina pida a la Corte una revisión de su decisión, lo que le daría tiempo
suficiente como para concretar el pago sin sobresaltos.
El subsiguiente pago deberá afrontarlo en septiembre.
Llegado el caso de una negativa del Supremo estadounidense a
revisar su decisión de este lunes, el Gobierno aún tiene la alternativa de
pedir a Griesa la apertura de una negociación con los querellantes para
determinar el modo de pago de lo adeudado.
Esa opción también le permitiría ganar tiempo, al menos con
el objetivo de llegar al 31 de diciembre, fecha en que vencerá la cláusula de
"mejor acreedor" inserta en las ofertas de reestructuración y que
impide pagarle a quienes no aceptaron los canjes en mejores condiciones que a
quienes sí adhirieron a las refinanciaciones y aceptaron fuertes quitas sobre
el capital original adeudado.
Antes de esa fecha, un pago en efectivo a los querellantes
habilitaría a los acreedores que aceptaron los canjes a realizar reclamos
judiciales contra Argentina.
Fernández alegó que no puede pagar "ya" a los
querellantes porque de ese modo el resto de los acreedores que no aceptaron los
canjes podrían exigir el pago de 15.000 millones de dólares, suma equivalente a
la mitad de las reservas monetarias argentinas.
Incluso, advirtió, todos los acreedores podrían demandar el
pago total de la deuda original, 102.000 millones de dólares, y entonces la
reestructuración "se caería como un castillo de naipes y con ella la
República Argentina".
Mensaje completo de la presidenta:
MENSAJE, POR CADENA NACIONAL, DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ
DE KIRCHNER, DESDE SU DESPACHO PRESIDENCIAL, EN LA CASA ROSADA.
Me dirijo, hoy, a todos los argentinos, con motivo de lo que ya es
de público y notorio conocimiento, que es el fallo de la Suprema Corte de
Justicia de los Estados Unidos, convalidando el fallo del juez Griesa, de
primera instancia, contrario no sólo a los intereses de nuestro país, la
República Argentina, sino también del 92 por ciento de los acreedores que
creyeron en la Argentina y reestructuraron su deuda, 92 por ciento de los
acreedores de la deuda externa argentina y también - por qué no decirlo - de lo
que es el sistema y el funcionamiento del sistema económico y financiero
global. ¿Por qué digo esto? Por una razón muy sencilla, no en vano países como
Francia; México; Brasil, inclusive más de cien parlamentarios británicos, entre
otras personalidades, acompañaron a la República Argentina ante la Suprema
Corte de Justicia como amicus curiae,
precisamente porque entendían que esto no era una causa únicamente de la
Argentina, sino del mundo entero.
Pero creo que esto amerita una breve reflexión previa, y que es lo
que constituyó en la historia de Argentina la deuda externa, que comenzó a
crecer exponencialmente, desde la dictadura del 24 de marzo de 1976, y que
constituyó - sin lugar a dudas- el cepo más formidable que atentó contra el
crecimiento, el desarrollo de la Argentina, y generó pobres, desocupación,
atraso, falta de inversión en infraestructura, en educación, en investigación,
en ciencia y tecnología. La historia, en definitiva de las últimas décadas de
nuestro país.
Esa deuda no solamente creció durante dictadura, también creció en
democracia, creció durante los años 80 y creció también exponencialmente
durante el régimen denominado de convertibilidad, donde con la ficción de que
dólar era igual a un peso, el país se endeudó de manera terrible en los
mercados internacionales, para sostener precisamente esa ficción de que un
dólar era igual a un peso.
Pero allí no terminó la cosa, cuando finalmente cambia el gobierno
que había instalado el régimen de la convertibilidad y viene otro gobierno no
solamente sigue sosteniendo la convertibilidad, sino que, además, se dan dos
formidables operaciones financieras que algunos la llaman como el mayor fraude
financiero de la historia: el blindaje y el megacanje.
El blindaje - y esto lo recuerdo muy bien porque yo era
legisladora nacional - tiene lugar, a fines del año 2001, constituía una
operación ficticia, una suerte de pasamanos de 40 mil millones de dólares que
el Fondo Monetario Internacional le prestaba al gobierno de entonces, para
hacerse cargo de la deuda que tenía el país, y que no podía pagar y que era en
realidad un pasamanos o un mero asiento contable. Porque el dinero entraba al
país, pero inmediatamente salía para afuera para pagar las deudas de los
capitales que habían entrado con tasas altísimas a nivel internacional. Esto a
cambio, también, de un formidable ajuste que se discutió en el Congreso:
reducción del PAMI, la ANSES, reducción del Estado, de los presupuestos
educativos, en fin, lo que constituyó el ajuste que tuvo una amplia difusión y
una amplia discusión en el Parlamento argentino, del cual también, en ese
momento, como parlamentaria, me tocó ser protagonista.
Pero allí no terminarían las cosas. Como no podía ser de otro
modo, el blindaje tampoco tuvo éxito y entonces sobrevino lo que constituyó el
último acto de la gran tragedia de la deuda argentina: el megacanje. El
megacanje fue una idea, su autor intelectual fue un ex secretario del Tesoro de
los Estados Unidos de Norteamérica, David Mulford, en ese entonces el CEO del
Credit Suisse, del Banco de Crédito Suizo, que le propuso al entonces ministro
de Economía y al entonces Presidente canjear 46 bonos de deuda existentes a ese
momento por 5 bonos de deuda.
La operación -en la que
intervinieron siete bancos, y también las AFJP- generó comisiones, esto es
pagos por la intermediación de canjear bonos, de 150 millones de dólares, de
los cuales 20 millones fueron a parar a manos de David Mulford y el resto a los
bancos y a las AFJP que habían intervenido. Lo interesante - además de los 150
millones de dólares de comisión - es que los bancos que habían intervenido en
esa operación y las AFJP pusieron -y digo pusieron entre comillas- 27 mil
millones de dólares, pero en realidad solamente fueron 7.000 porque 20.000 ya
los tenían en sus carteras. Quiere decir que se cobraron comisiones a sí mismos
de lo que ya ellos tenían. Esto originó una formidable causa penal, con
pericias contables, que prescribió. ¿Qué significa que prescribió? Que el paso
del tiempo y la inactividad de jueces, camaristas y fiscales llevó este último
6 de junio que pasó, a que David Mulford, al que nunca se pudo interrogar ni
indagar, ni sé tampoco si alguien pidió que viniera al país o se insistió
demasiado en que viniera al país, fuera sobreseído y también otras personas que
intervinieron en esa operación. Es curioso y digo esto porque es curiosa la
velocidad de algunos jueces, de algunos camaristas y de algunos fiscales que
tienen la velocidad del correcaminos, aquel personaje del Beep Beep, en algunas causas mediáticas y políticas. Yo no puedo
olvidarme aquel verano de las reservas cuando una jueza nos impidió, mediante
una medida cautelar, pagar con reservas del Banco Central la deuda que habíamos
contraído los argentinos. Y no puedo dejar de cotejar esa velocidad y esas
distintas velocidades con esta inacción, durante años, por parte de fiscales,
de jueces y de camaristas que permitieron prescribir una causa que le ocasionó
al país un perjuicio de 55.000 millones de dólares.
Es notable también la diferencia de cómo actúa una Justicia - como
es la de Estados Unidos - en defensa de apenas un 1 por ciento de los
acreedores buitres de la Argentina y voy a explicar por qué lo de buitres y
cómo actúa la Justicia, o por lo menos algunos jueces, algunos fiscales y
algunos camaristas argentinos. Digo esto porque es necesario aclarar las cosas
y llamarlas a todas por su nombre.
Lo cierto es que culmina esta operación del megacanje y la deuda
externa argentina ya rondaba el 160 por ciento del Producto Bruto Interno
tornándose en algo realmente impagable. La desocupación había llegado a dos
dígitos, casi el 25 por ciento; la pobreza al 54 por ciento; la indigencia al
30 y se dispara, como no podía ser de otra manera, el default. El default que
se dispara en el año 2001, y que es el default de deuda soberana más
grande de que se tenga memoria. Default que se fue acumulando, como dije,
reiterando deuda contraída durante la dictadura militar, durante la democracia,
convertibilidad, blindaje y megacanje.
Año 2003, 25 de mayo, asume como Presidente de todos los
argentinos, con apenas el 22 por ciento de todos los votos, el Presidente
Néstor Carlos Kirchner, quien se aboca precisamente a la tarea de renegociar la
deuda de los argentinos, porque sabíamos que era un cepo insalvable.
Entonces comienza una negociación, una renegociación ardua que
finalmente culmina, una primera parte, en el año 2005, con una adhesión de casi
el 76 por ciento de los acreedores, con una quita muy importante y se cumple lo
que él había dicho: "permítannos crecer para poder pagar, porque los
muertos no pagan". Y la Argentina, sin acceso al mercado de capitales, por
primera vez comienza a eliminar la bicicleta financiera y comienza a pagar su
deuda con recursos genuinos, con recursos propios, con recursos producto de su
crecimiento y su desarrollo económico.
Paralelamente al pago de esa deuda se generaban millones de
puestos de trabajo, se incorporaban jubilados al sistema previsional, se
comenzaban a aumentar las jubilaciones, volvían las convenciones colectivas de
trabajo, se abrían fábricas, parques industriales. Fue un pago de deuda con
crecimiento e inclusión social.
Luego me tocó asumir a mí, como Presidenta de todos los
argentinos, en el año 2010. Y también se produce el segundo canje de bonos,
llegando al 92 por ciento de adhesión. Téngase en cuenta una cosa: en la
mayoría de los países -la legislación interna de un país, en el nuestro
también- cuando hay una quiebra de una empresa, un default sería la quiebra de
un país, basta con que el 66 por ciento de los acreedores esté de acuerdo con
lo que propone el deudor pagar, para que esa quiebra pueda ser levantada y el
deudor pueda comenzar a pagar. Este es el porcentaje que normalmente se exige
en todos lados, inclusive también, en el propio Estados Unidos. Pero carecemos,
a nivel internacional, de una norma global, que establezca normas en caso de
default o de países que quiebren. También, durante la gestión del Presidente
Kirchner se pagan y se desendeuda del Fondo Monetario Internacional con
recursos propios. Por primera vez en la historia, desde que Argentina adhirió,
en 1957, al Fondo Monetario Internacional, este deja de conducir los destinos
de la economía y de los argentinos. En base a todas estas cosas podemos
explicar las cosas que han pasado también en nuestro país, en los últimos años.
Ahora bien, una parte de quienes tenían estos bonos, mejor dicho
una parte que compró bonos, después de que la Argentina defaulteó, porque había
gente que tenía bonos de antes que la Argentina defaulteara sus bonos y había
gente que se especializa en el mundo a comprar qué, a comprar bonos de países
que ya entraron en default. Son bonos que se los denomina "bonos
basura". ¿Por qué? Porque no valen nada en el mercado, son bonos que de un
valor nominal de cien, se pueden comprar - si vale un dólar - por 30 centavos
de dólar, por 40 centavos de dólar porque son bonos basura. Quién va a comprar
bonos de un país que ha defaulteado su deuda y que no la está pagando,
solamente alguien que va a especular y que tiene todo el tiempo del mundo para
especular con que ese país se recupere y luego caer sobre ese país. Este es el
caso que hoy se está tratando, y que fue el caso que la Corte de Estados Unidos
rechazó y que fue el caso que Griesa sí aceptó y convalidó, es el del fondo NML
que -es muy importante señalar esto- tiene fondos que adquirió en el año 2008 -
yo voy a mostrar un cartón, si la cámara me acompaña, por favor- por 48,7
millones de dólares. Año 2008, acuérdense que habíamos defaulteado la deuda, en
el año 2001.
El retorno agregado, al año 2014, o sea cuánto ganó de esos 48
millones al 2014, es el 1.608 por ciento, en dólares. Yo creo que ni en el
crimen organizado hay una tasa de retorno de 1.608 por ciento en tan poco
tiempo. Esto termina en el año 2014, donde la Justicia de Estados Unidos
reconoce a NML 832 millones de dólares. Creo que ahí se puede ver claramente.
Bien, es bueno recordar que estos bonos, el 70 por ciento, son bonos emitidos
por el megacanje, la operación que acabo de decir, por la que fue sobreseído
Mulford y que se realizó en el año 2001. Y el otro 30 por ciento, son bonos
emitidos durante la convertibilidad.
Ahora bien, ¿cuál es el reclamo de los fondos buitre? El fondo NML
que representa el 52 por ciento es de 428, capital original, y que el juez
Griesa ordena pagar cash, efectivo, uno arriba del otro, para decirlo en
criollo, son 1.500 millones de dólares.
Recordemos: compraron esos bonos por 48,7 millones de dólares; hoy
el juez Griesa ordena pagarles 1.500 millones de dólares, todos juntos, sin
plazo, ya, ahora, cash, frente al 92 por ciento de los otros bonistas también
acreedores que aceptaron quitas, plazos, espera y a quienes les hemos pagado
regularmente.
Ahora bien, hay algunos que dicen: ¿y por qué no pagarle estos
1.500 millones de dólares y terminar todo ya? Y porque hay otro problema
bastante más grave que el que representa el 1 por ciento de los que no entraron
al default, hay otro 7 por ciento que de aceptarse este criterio de pagarle a
NML 1.500 millones de dólares, estarían en condiciones de cobrarle a la
Argentina ya y ahora 15.000 millones de dólares. O sea, se entiende, repito,
estarían en condiciones de exigirle pagar ya a la Argentina 15.000 millones de
dólares. Esto es más de la mitad de la totalidad de las reservas del Banco
Central.
Como se verá, no solamente es algo absurdo, sino que es imposible
que un país destine más del 50 por ciento del total de las reservas monetarias
de su Banco Central en un solo pago a acreedores. Pero además, con la
posibilidad de que el otro 92 por ciento, que es el grueso de los acreedores,
encuentre otro juez también que diga "bueno, pero si ustedes aceparon quita,
plazos y resulta que alguien fue beneficiado teniendo el 1 por ciento y obtuvo
de una sola vez el pago total, ustedes también tienen derecho a lo mismo por
una cuestión de equidad y de igualdad". Quien encuentra un juez Griesa, puede
encontrar otro juez que también le dé la razón, con lo cual estaríamos también
ante la posibilidad más que cierta de que fuera exigida la totalidad de la
deuda argentina y la reestructuración operada en el año 2005 y operada en el
año 2010, se cayera como un castillo de naipes y con él, obviamente, la
República Argentina.
Creo que la voluntad de negociación de la Argentina está más que
demostrada. Hemos negociado en el año 2005; hemos negociado en el año 2010;
hemos negociado...hace muy pocos días se cerró el acuerdo nada más ni nada menos
con Repsol, la principal empresa petrolera argentina, que había sido expropiada
y que teníamos una demanda ante del CIADI y pudimos cerrar, negociar, llegar a
un acuerdo entre las partes, cerrar un trato y comenzar a cumplirlo a punto tal
de que Repsol retiró su demanda del CIADI.
Pero no solamente eso, hace pocos días también, hemos cerrado
definitivamente y por primera vez en toda su historia, las negociaciones con la
deuda del Club de París. Deuda del Club de París cuyo origen se remonta al año
1956 y que 8 gobiernos anteriores al nuestro, habían intentado negociar y no
habían podido.
Cuando se comenzó a contraer esa deuda, esta Presidenta tenía 3
años, año 1956, fue el primer préstamo que se solicitó de 700 millones de
dólares y el ministro de Economía, Axel Kicillof que la negoció en París, con
todos los ministros de Economía de toda la Unión Europea y también de Japón, ni
siquiera había nacido. Quiere decir que Argentina ha demostrado más que una
evidente voluntad de negociar.
Pero yo creo que hay que distinguir entre lo que es una
negociación de lo que es una extorsión. Me parece que son dos conceptos
absolutamente diferentes. Todo gobernante, todo país, todo dirigente en el
ámbito de la política, de la economía tiene que estar dispuesto a negociar; lo
que no pude hacer, por lo menos ningún presidente de una nación soberana, es
someter a su país y a su pueblo a una extorsión semejante.
Yo quiero hoy dirigirme, no solamente a los millones de argentinos
que seguramente nos están escuchando, quiero dirigirme también,
fundamentalmente, al 92 por ciento de los acreedores que creyeron en la
Argentina y quiero decirles a ellos que Argentina va a cumplir con sus
obligaciones.
Argentina no va a defaultear su deuda reestructurada. Estamos
dispuestos también, como lo hemos hecho siempre y porque hemos abierto el
canje, a que entre a ese canje el 100 por ciento de los acreedores de la
Argentina, de ese 7 por ciento que todavía falta también ingresar. Porque la
vocación de la Argentina es pagar, lo hemos demostrado, hemos sido el único
gobierno que no utilizó la bicicleta financiera para seguir endeudándose; el
único gobierno que pagó todas sus obligaciones sin acceder al mercado de
capitales; el único gobierno que pudo finalmente cerrar las negociaciones con
el Club de París.
Debo decir también que lo habíamos intentado en el 2008, cuando me
tocó anunciar el pago cash del Club de París pero que en ese momento la caída
de Lehman Brothers y cuando se disparó la crisis financiera global desde Wall
Street hacia todo el mundo, nos fue imposible cumplimentar esto.
Pero lo cierto es que Argentina ha evidenciado y tiene una
voluntad de negociación. Lo que no tiene es, bueno, digámoslo, digámoslo
también con todas las letras, el por qué ser sometida a semejante extorsión.
Creo que no lo merece ni nuestro país ni los tenedores de bonos a los cuales se
les quiere impedir o se les quiere embargar los fondos que tenemos que pagar
ahora a fin de mes, el 30 de junio, que tenemos vencimientos por 900 millones
de dólares y vamos a pagarlos.
Yo he instruido al ministerio de Economía y a todos los organismos
técnicos del Estado nacional para que dispongan todos los instrumentos y todas
las estrategias necesarias para que todos aquellos que han confiado en la
Argentina, reciban su dinero, reciban los dólares a los que nos hemos
comprometido a pagarlos. Pero queremos hacerlo con seriedad y responsabilidad.
Esta no es una causa que involucre únicamente a la República
Argentina; involucra, como lo dije ayer en la reunión de Santa Cruz, en
Bolivia, en la reunión del G-77+China, a todo el sistema financiero global. Por
eso nos acompañó tanta gente frente a la Corte.
Y quiero decirles algo o confesarles algo: el fallo no me
sorprendió, yo esperaba este fallo.
Cuando hoy por la mañana hablé con el presidente del Banco
Central, Juan Carlos Fábrega, me decía "Presidenta, usted fue la única que
creyó que esto iba a pasar". Sí, porque esto no es un problema económico, no es
un problema financiero, no es un problema jurídico ni legal; es la
convalidación de un modelo de negocio a escala global que si se sigue
pronunciando, va a producir tragedias inimaginables.
Porque como decía ayer en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia:
¿por qué si alguien con solo poner 1 dólar desde su escritorio en un bono
basura, gana un retorno y una tasa del 1.608 por ciento desde el año 2008 al
2014? ¿Por qué alguien que tiene esa rentabilidad increíble, va a decidir
invertir en una fábrica o en un comercio o en comprar acciones de una empresa o
en hacer cualquier negocio financiero? Está claro que se está convalidando una
forma de dominación mundial financiera de derivados para arrodillar a los
pueblos y donde ya ni siquiera es necesario explotar a nadie, sino que
simplemente, con la exclusión alcanza y sobra. Basta que haya gobiernos
dispuestos a hacer megacanjes, haya gobiernos dispuestos a hacer blindajes, a
que haya gobiernos dispuestos a negociar comisiones para que este negocio siga
prosperando con la sangre, con el hambre o la exclusión de millones de jóvenes
a lo largo y a lo ancho del mundo que carecen de trabajo y de educación.
Nosotros queremos cumplir y honrar nuestras deudas y lo vamos a
hacer. Pero no queremos tampoco ser cómplices de esta forma de hacer negocios,
por no calificarlo de otra manera, que algunos quieren instalarla en el mundo.
Por eso, quería dirigirme a todos mis compatriotas, con la
tranquilidad de que sabía lo que iba a pasar. No estoy ni siquiera enojada,
estoy muy preocupada. Muy preocupada porque la vida no empieza cuando uno llega
al Gobierno o cuando uno se va; la vida de mis hijos, de mis nietos, la vida
del planeta, la de los distintos pueblos, cada vez se ve más agravada y ayer lo
comentábamos con muchísimos gobernantes de este grupo que nos reunió en
Bolivia. Y por eso creo que es obligación de todos los que tenemos
responsabilidades de gobierno, hacernos cargo de nuestras obligaciones y entre
nuestras obligaciones está, entre otras cosas, la de pagar a nuestros
acreedores, pero también está la de no permitir ser extorsionados por aquellos
que han especulado y lucrado con la miseria e inclusive, quieren perjudicar a
un 92 por ciento de acreedores que sí confiaron en la Argentina.
Espero que todos reflexionen y podamos, no solamente honrar, como
lo vamos a hacer al 92 por ciento, sino al 100 por ciento.
Muchas gracias y muy buenas noches a todos los argentinos y a
todas las argentinas.