Sobre el escenario electoral: hegemonía oficialista y fragmentación opositora
lunes 02 de junio de 2014, 18:17h
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Sin especulaciones (respetabilísimas desde ya) típicas de
los opinólogos, tomando como referencia las últimas elecciones de octubre de 2013
y analizando la perspectiva histórica del comportamiento electoral en la última
década se puede concluir que el FPV tiene un piso electoral de 33% de votos
nacionales y que, en sentido contrario, las opciones opositoras se manifiestan
fuertemente fragmentadas.
Más allá de las operaciones cotidianas realizadas por y en
los medios opositores destinadas a instalar candidatos afines a sus intereses
(no solo opositores) bajo el formato de encuestas electorales imaginariamente
"objetivas", lo cierto es que analizado el comportamiento electoral de la
sociedad argentina a partir del despliegue del proyecto kirchnerista se observa
en todos y cada una de las elecciones dos indicadores fuertes.
1. El oficialismo siempre ganó
2. Nunca obtuvo menos del 33% de los votos más allá del tipo
de elección, parlamentaria o ejecutiva.
A tal punto llega la extensión del archipiélago opositor que
en las dos últimas elecciones nacionales, ejecutivas de 2011 y parlamentarias
de 2013, la segunda fuerza se constituyó en segunda minoría con apenas el 17%
de los votos, en 2001 fue el FAP y en 2013 el FR por el peso de su triunfo
bonaerense se colocó segundo en números de votos.
Nunca antes en la historia nacional, una segunda fuerza se
constituyó como tal con apenas el 17% de los votos, aún en setiembre de 1973
cuando Juan Perón obtuviera el 61,8% de los votos, la fórmula Balbín- de la Rúa
el 24,4% de los sufragios.
Es esta entonces la actual arquitectura electoral nacional:
fuerte predominio del oficialismo con un piso electoral de 33% de votos
nacionales y fragmentación opositora creciente donde ninguna de sus
alternativas accede al 20% de votos nacionales.
Peor aún cada liderazgo emergente en la oposición resulta
equivalente a los ya existentes, ninguno prepondera sobre el resto y compite
con los ya instalados, fagocitándose el mismo electorado.
Tal el caso de Mauricio Macri y Sergio Massa y eventualmente
los liderazgos de UNEN que podrían recaer en la figura de Julio Cobos o incluso
Hermes Binner cuya complementariedad con el electorado que acompaña al PRO fue
muy notorio en las elecciones del año 2011 donde el FAP aspiró votos de centro
derecha en distritos emblemáticos como Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires.
El único interrogante abierto hoy es si el FPV logra
perforar su piso del 33% de votos y acceder al 40% de cara al año 2015 y
obtener entonces un triunfo en primera vuelta, en la certeza que ninguna
alternativa opositora se ubicará a menos de 10 puntos dado su nivel creciente
de fractura.
Para que esto suceda son claves dos elementos:
1. La gestión del oficialismo en el tramo 2014-2015,
sosteniendo niveles de empleo y consumo como lo viene realizando desde el año
2003 y
2. el respaldo al candidato e involucramiento de Cristina Kirchner
en la campaña electoral para la renovación presidencial.
Luego las propias virtudes del candidato que deberá primero
representar de manera cabal al 33% de los votantes kirchneristas que
constituyen el piso electoral de la fuerza. Es esta una condición central del
candidato oficialista: Ser plenamente kirchnerista sin rodeos ni medias tintas
para apropiarse del enorme activo que supone poseer uno de cada tres votos
nacionales como piso electoral
Y con respecto al piso electoral oficialista , señalemos
solo algunos episodios de naturaleza socioeconómica emblemáticos (hay también y
muchos logros institucionales, educativos y culturales) de esta tan inesperada
como gigantesca tarea de reconstrucción nacional, logros que se traducen en el
notable volumen electoral que acompaña al oficialismo en todas y cada una de
las elecciones acontecidas desde el año 2005, nunca por debajo del 33% de los
votos nacionales, independientemente del tipo de elección de que se trate,
ejecutiva o parlamentaria.
Los logros de la década ganada son muchos y ya se comentaron
demasiadas veces como para intentar originalidad pero, para ser claros, el
Kirchnerismo recibió una toldería neoliberal y devolvió un país.
Señalemos algunos episodios de naturaleza socioeconómica
emblemáticos (hay también y muchos logros institucionales, educativos y
culturales) de esta tan inesperada como gigantesca tarea de reconstrucción
nacional.
Baja del desempleo: Néstor Kirchner asumió con más
desocupados que votos, 22% de respaldo electoral contra 24% de desempleo. Hoy
con más de 5 millones de puestos de trabajo generados, la cifra es de menos de
un tercio, 7,1%.
Baja en la pobreza. Desde mayo del año 2003 abandonaron la
pobreza 16.000.000 de argentinos, el equivalente a toda la población de la
Provincia de Buenos Aires.
La línea de indigencia por debajo de la cual los ciudadanos
pasan hambre, al asumir Néstor Kirchner impactaba sobre el 27,6% de la
población. Hoy el descenso es tan notable que en magnitud abandonaron la
indigencia el equivalente de toda la población de Córdoba, Santa Fe, Ciudad de
Buenos Aires y Tucumán.
La brecha entre ricos y pobres que al asumir Néstor Kirchner
era de 35 veces, hoy es de 14 veces y el Coeficiente Gini que indica el nivel
de concentración del ingreso (valor cero igualdad absoluta y valor 1 inequidad
total) bajó de 0,56 a 0,39 producto de la baja en la pobreza y la mejora de los
estratos medios que se duplicaron entre los años 2003 y 2012, pasando de 9
millones de personas a 18.000.000 integrantes de la clase media, sector
arrasado por el neoliberalismo y que paradojalmente aún mantiene en parte sus
valores insolidarios como paradigma de vida.
Se duplicó la base previsional, donde había un jubilado en
el año 2003 hoy hay dos y se logró la máxima cobertura previsional de
Latinoamérica con el 96% de cobertura.
La deuda externa pasó de representar el 166% del PIB a menos
del 40% hoy en tanto el PBI obtuvo, el más alto crecimiento de la historia
nacional. Sin duda el desendeudamiento es una de las fortalezas notables de
nuestro país, proceso que llevó adelante Néstor Kirchner "contra viento y
marea", y que a posteriori resultó avalado por investigaciones del propio
FMI que advierten que bajos niveles de endeudamiento promueven más y más
estables ciclos de crecimiento económico, amortiguando el tradicional stop and
go de las economías muy endeudadas.
Se desplegó la Asignación Universal por Hijo que transfiere
a 3,4 millones de niños en 1,8 millones de hogares donde residen 7,2 millones
de personas, un promedio $900 mensuales, equivalentes al 20% promedio del
ingreso de los hogares para el 30% de la población de la base de la pirámide de
ingreso, que es la población objetivo de este plan social.
La AUH resulta así el más importante plan de promoción
social de la historia, que invierte el 0,6% del PBI por año, por caso el doble
del plan emblema de la región, el "Bolsa Familia" de Brasil que invierte el
0,3% del PBI en su financiamiento.
Se desarmó el sistema de AFJP siglas del Afano de las
Jubilaciones Privadas , un dispositivo de depredación ideado por el poder
financiero que bajo la ilusión de mejorar los montos de la jubilación promedio
y crear un "mercado de capitales" , desfinanció al estado al tiempo que se
apropiaba del 30% de los aportes previsionales del trabajador en concepto de
"comisiones".
En la década ganada se actualizó de salario mínimo por sobre
la inflación luego de 12 años de congelamiento, se relanzaron las paritarias
que hoy llegan a 2000 a nivel nacional, mientras las jubilaciones y pensiones
se actualizan automáticamente dos veces al año.
Se recuperó para el estado nacional y los provinciales el
51% del paquete accionario de YPF, se quitó autonomía al Banco Central
reformando su carta orgánica y se lo transformó en una poderosa herramienta de
política económica.
Se preservó el empleo frente a la mega crisis internacional.
En efecto, en los inicios de la actual crisis financiera internacional los
Ministros del Trabajo de los países miembros del MERCOSUR suscribieron en el
marco de la 98ª Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT en el año 2009,
una Declaración en la cual planteaban la necesidad de enfrentar la crisis con
medidas que tengan como objetivo fundamental la preservación de los empleos.
La preocupación de la OIT no era exagerada, si se
consideraban los antecedentes de lo acontecido en la región la década anterior
de hegemonía neoliberal, donde el empleo local resultaba muy vulnerable ante la
crisis externa.
En el caso argentino, el compromiso frente a la OIT fue
satisfecho plenamente.
Además del récord de crecimiento económico de en la década
kirchnerista y el millonario crecimiento en el número de puestos de trabajo que
supuso, la preservación del empleo doméstico frente a las crisis
internacionales resultó uno de los atributos centrales del modelo nacional
iniciado en mayo del año 2003.
Un breve análisis comparado de la evolución del desempleo en
las dos últimas dos crisis internacionales con impacto en nuestro país nos
relevan de mayores comentarios.
Durante los años 90 cuando el neoliberalismo modelaba el
proyecto socioeconómico nacional, el empleo doméstico resultaba extremadamente
vulnerable a las crisis externas.
Veamos esto más de cerca.
Así, como se observa en el gráfico, durante la denominada
crisis del Tequila - muy pequeña comparada con la actual en términos relativos
- durante su corto despliegue entre los años 1994 y 1996, la desocupación
abierta pasó de 10,7% al 18,4% en un año, para instalarse en 17,3% en la salida
de la crisis durante el año 1996. Más de un millón de puestos de trabajo
perdidos en solo doce meses, sin recuperación al cabo del tercer año de
iniciada la crisis.
Por el contrario un año después de la caída del banco Lehman
Brothers, en el inicio del despliegue de la actual mega crisis financiera
internacional, en setiembre del año 2009 el desempleo local se ubicaba en el
8,8% de la PEA.
A diferencia de lo acontecido durante la década perdida de
hegemonía neoliberal, la performance del empleo doméstico en el curso de la
crisis internacional fue de notable protección y la tasa de desempleo no solo
no aumentó sino que en el último trimestre de 2014 fue de 7,1%, casi dos puntos
por debajo que la registrada en los inicios de la mega crisis.
En fin, podríamos seguir, pero estimamos que utilizar más
espacio sería abusivo y ocioso. Fuimos afortunados, a partir de mayo del año
2003 vivimos la mejor década desde mediados del siglo pasado cuando Perón y
Evita pusieron los cimientos de la patria Justa, Libre y Soberana que el
neoliberalismo se empeñó en destruir.
Los gobiernos de Néstor y Cristina pudieron revertir el
ciclo de decadencia neoliberal y plantar a la Argentina con esperanzas de
volver a ser uno de los países socialmente mejor integrados del mundo,
integración para la cual el reciente acuerdo con el Club de Parìs -
normalizando deuda e intereses contraídos por el neoliberalismo socioeconómico
encarnado en la última dictadura, el menemismo y la Alianza Progresista
Frepaso-UCR - , resultaba un paso tan doloroso como necesario