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Una ley suprema

Una ley suprema

miércoles 30 de octubre de 2013, 23:55h
Si hubo una Ley de la democracia analizada, debatida, discutida en múltiples Foros en todo el país, con miles de voces aportando, sugiriendo, proponiendo y corrigiendo, esa fue la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual, que reemplazó ni mas ni menos, que la Ley de Radiodifusión de la Dictadura Militar, a la cual ningún medio catalogaba de mordaza, ni que atentaba contra la impoluta libertad de expresión.
 
Hoy La Corte Suprema le dió después de 4 años la Constitucionalidad necesaria para que se acaben las discusiones menores, aquellas que hacen de la política un cambalache, y las mayores, las que defienden los intereses hegemónicos concentrados, dueños del poder mediático y económico, capaces de destituir un gobierno , antes que perder un negocio. Los primeros son los carancheros de la política opositora, algunos no todos y los otros aquellos que fueron el poder oculto de las democracias limitadas por ese mismo poder, que imponía el Dios Mercado Financiero, por sobre la felicidad y soberanía del pueblo.
 
Como no se veía, nadie creía.
 
Así nadie asociaba las corridas cambiarias, las demandas devaluadoras, las presiones de endeudamiento externo, el respaldo a los Fondos Buitres, la difusión exagarada y promovida de sanciones externas de ignotos organismos internacionales, columnistas extranjeros que denigraban a nuestro país y a su gobierno nacional y popular, crítica despiadada al nuevo mapa latinoamericano catalogado peyorativamente como "populista", entre otras tantas agresiones, que escondían el fin último de frenar una Ley de la Democracia, llamada por los medios Ley K hasta ayer.
 
Nadie puede pelear contra lo que no ve, ningún ser humano puede valorar lo que se le oculta, el pueblo construye sus valores simbólicos desde su conciencia de vida y de su relacionamiento social, en donde los medios juegan su rol. De ahí la importancia de uno de los fallos supremos que dijo" la monopolización mediática lleva al suicidio cultural del pueblo", toda una definición de las leyes monopólicas que rigen en todo el mundo y que están protegidas por acuerdos internacionales. Apropiarse de la comunicación es manipular la información, es sesgar el análisis y presionar políticas desde la extorsión mediática.
 
De ahí la importancia suprema del fallo para el futuro de los argentinos.
 
Se ha terminado de consolidar la democracia plena, sacudiendo el Consenso de Washington de la democracia limitada al mercado.
 
Desde ahora se podrán multiplicar las voces en pro y en contra del gobierno, pero en un marco de libertad absoluta.
 
Se multiplicarán también los puestos de trabajo de las industrias culturales en todo el país.
 
El país mediático será federal, con voces hasta ahora ignoradas y enterradas del conocimiento público.
 
La política internacional, la verdadera política al decir de Perón, será de acceso universal al pueblo argentino, constituyendo también un medio de comparación, con políticas exigidas en nuestro medio y no practicadas en el mundo.
 
En definitiva un paso importante, para una ley suprema, para un país digno y un gobierno que se atrevió a hacer visible lo invisible, poner en discusión lo que nunca se discutió, sacar a la luz al poder real económico financiero que siempre actuó en las sombras, promovió los golpes de Estado, direccionó las crisis, justificó las expropiaciones y saqueos al pueblo desde los bancos, exigió ajustes de salarios y jubilaciones, mejorar los costos empresarios a costa del pueblo trabajador. Esos no eran conocidos, ahora deberán ser como cualquier argentino y ajustarse a derecho.
 Jorge Rachid
Titular de Catedra en Universidad Nacional de Lomas de Zamora
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