Los primeros frutos del diálogo
miércoles 11 de septiembre de 2013, 19:03h
Las reuniones del Gobierno con los empresarios y los
sindicalistas ya comenzaron a dar sus resultados. Luego del encuentro inicial
en Río Gallegos, el 21 de agosto, donde todos los sectores expusieron sus
problemáticas, comenzaron las acciones concretas. Pero no solo del lado del
Gobierno, sino también del lado empresario.
Así, los empresarios
no se mostraron como meros convidados de una puesta en escena post PASO
hilvanada por el Gobierno, sino que más allá del resultado de las Primarias,
concurrieron a dialogar con un Gobierno al que ven sólido y propietario de sus
políticas y sus decisiones.
En la segunda reunión, la del martes 27 de agosto en que se
dieron a conocer los cambios en ganancias, previo al anuncio de la presidenta,
hubo un encuentro que no tuvo la misma repercusión que el anuncio posterior.
En esa reunión, la Unión Industrial Argentina (UIA) repartió
un trabajo sobre competitividad, dando cuenta de esta manera que los
empresarios no están asistiendo a estos encuentros a ver qué pasa, sino a que
realmente pase algo.
El trabajo de la UIA es sobre la competitividad sistémica
del parque industrial argentino. Allí queda de manifiesto algo que al Gobierno
no le es desconocido: la pérdida de competitividad del último año para el
sector. Este diagnóstico está desde el año pasado en el análisis del Poder
Ejecutivo, y de varios de los ministros de su gabinete. Si no, no hubiera sido
posible, como ordenó la presidenta, armar con tanta rapidez las mesas de
competitividad que ya se conformaron, porque son sectores donde ya se
realizaron análisis al respecto.
Más allá de lo que puertas afuera diga el presidente de la
entidad fabril, Héctor Méndez, en cuanto a sus gustos de ministros de Economía;
puertas adentro la UIA presentó un trabajo en el marco del diálogo. Y ese
trabajo es correcto. Se perdió competitividad por el aumento de los costos y,
detalle no menor, porque no aumentaron los precios en igual proporción.
La UIA publica en su informe que los costos de los productos
que fabrican subieron 22%, pero los precios a los que venden esos mismos
productos subieron 11%. Y la inflación no se mide por los costos, sino por los
precios. Si los precios industriales aumentaron 11%, para que la inflación en
la calle sea de 25%, tendríamos que hablar de incrementos en otras variables
del IPC muy superiores incluso a los cálculos más altos de las consultoras
privadas o de la oposición en el Congreso.
Decir que los supermercados y los bancos son los culpables
por definición, queda muy lindo pero en este momento no es así. La economía
llegará a octubre con un crecimiento de 7%. Y en febrero ese crecimiento será
de 9% ó 10%. Pero es preciso atender la cuestión de la competitividad. Eso dijo
la presidenta y eso se está discutiendo ahora con los empresarios. El estudio
de la UIA desacredita la inflación de consultoras y oposición, y termina de
consolidar este debate. Es un hecho a destacar. La competitividad no viene por
devaluación ni por la baja de las nóminas salariales, cosa que un gobierno
nacional y popular no puede hacer, sino por una mejora en la eficiencia.
El empresario invierte si hay mercado. Si hay mercado, plata
(crédito) y ganancia, si no invierte uno, lo hace otro. Pero si hay mercado y
plata, y la rentabilidad cae, el empresario empieza a dudar. Esta es una etapa
complicada porque se demoran las inversiones. Se necesita una economía con mercado,
financiamiento y ganancias.
En 2011 tuvimos mercado, créditos del Bicentenario y las
inversiones subieron fuerte. En 2012 bajó el mercado externo, se mantuvo el
incentivo al consumo doméstico, pero el margen de utilidad final empezó a
achicarse.
Los números de la industria no son buenos. Los costos se
fueron a 22% y los precios aumentaron 11%, como dice el trabajo de la UIA. Pero
los actuales costos que tiene la industria no hacen más que expresar la
política de redistribución de ingresos que hubo en la Argentina.
Ahora que el margen de rentabilidad neta bajó, es preciso
recomponer los márgenes, sacarle punta al lápiz. Discutir costos sin dudas es
un salto de calidad para la Argentina, es fantástico para la economía. No se
discuten sueldos ni precios, sino costos.
Hay que hacer eficientes y eficaces a los gerentes de
compras que a veces no congenian con los dueños de las empresas. Se necesita
entonces empresarios que inviertan, gerentes que sean eficientes y trabajadores
que cumplan su contrato.
El Gobierno está firme y con rumbo. Esto es lo que piensa el
poder económico, si no los empresarios no estarían presentando sus propuestas;
se sentarían a escuchar y harían la plancha hasta octubre y más también. La
actitud de los empresarios da cuenta de que comprendieron de qué se trata, y de
que el Gobierno sigue fuerte y muy independiente en todas sus decisiones. Por
eso decidieron acompañar.