Medios y política: a propósito del diario El Día
jueves 08 de agosto de 2013, 13:41h
Un recorrido por la historia, y el rol político, del
principal diario de la capital bonaerense, El Día, marcada por su vinculación
con gobiernos militares y, sobre todo, el total desconocimiento del derecho a
la información y la comunicación como un derecho humano y democrático.
Desde su fundación, el diario El Día ha condicionado el
funcionamiento institucional y la efectivización del derecho a la comunicación
en la ciudad de La Plata. Además de haberse instituido a lo largo de la
historia en una tribuna de doctrina prominentemente conservadora, ha desplegado
distintas estrategias tendientes a manejar los hilos de la administración
municipal desde la penumbra, con el objetivo de ver consagrados sus intereses
corporativos, por sobre las voluntades de las mayorías.
A los efectos de dejar en evidencia el pisoteo institucional
llevado adelante a diario por el matutino platense, remitirse a su rol
colaboracionista con la última dictadura cívico/militar, circunstancia que
emerge de la simple lectura de la editorial publicada el 26 de marzo de 1976,
en que expresó que la prioridad del gobierno de facto debía ser el
"aniquilamiento definitivo de la guerrilla".
Raúl Kraiselburd es directivo de la Sociedad Interamericana
de prensa (SIP), cámara empresarial nacida a la sombra de la CIA que, por
ejemplo, no se pronunció ante los golpes cívico-mediáticos que ha sufrido
nuestro continente. Héctor Timerman claramente ha dicho "Kraiselburd me
escribió una carta y yo se la contesté. Él no asume su responsabilidad como
apologista de la dictadura en aquellos años. Así como tiene que esclarecer y
asumir su relación con Camps, también tiene que asumir su actitud de apologista
de la dictadura militar, y no sólo ante la SIP".
Basta con apreciar los tratos condescendientes con la actual
gestión, o el sutil y protectorio tratamiento dispensado a ciertos funcionarios
municipales como Jorge Campanaro, con quien se supone mantienen una relación
societaria en Impreba S.A., para comprender cómo se construye la pretendida
"objetividad" periodística del medio.
En 2008, el domicilio fiscal de Impreba S.A., presidida por
Jorge Campanaro, coincidía con el del diario El Día: Diagonal 80 N° 847.
Asimismo, la dirección de correo electrónico entregada a la AFIP por la
compañía fue agencia@eldia.com. De esta manera, el grupo ha hecho de sus
intereses individuales un programa de gobierno a partir de la puesta en escena
de un acto de ventriloquia, en la que el Estado municipal se encuentra
condicionado por los deseos corporativos de éste multimedio.
Lo que irrita aún más es que Raúl Kraiselburd no se ha
sometido a elecciones, no le habla al pueblo platense desde el lugar de
digitador de la política, ni plebiscita su programa de gobierno. En su lugar,
negocia tapas, o transmite por ejemplo, una publicidad oficial desde alguno de
sus medios, en que le atribuye la responsabilidad de la trágica inundación del
pasado 2 de abril al "cambio climático". Al hacerlo, niega su rol fundamental
en el proceso de modificación del código de planeamiento urbano que devino en
una de las explícitas causales del flagelo que asedió a nuestra ciudad.
Dicha práctica ha sido la constante a lo largo de todo el
tratamiento mediático realizado a partir de las inundaciones, en que los
distintos medios propiedad de Kraiselburd realizaron especial hincapié en "el
desastre natural", despojando toda posible atribución de responsabilidad
acarreadas tras la implementación de un modelo de ciudad dirigido a acrecentar
las arcas de los holdings inmobiliarios.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos entendió que la
libertad de expresión, contemplada en el Pacto de San José de Costa Rica,
exhibe una doble dimensión puesto que no sólo implica el derecho de cada
individuo a difundir sus ideas, sino también el de la sociedad a recibirlas, a
conocerlas.
Esta faz social del derecho a la libertad de expresión
encuentra su razón de ser en la democracia como forma de organizarse
políticamente y como conjunto de valores que conducen a una sociedad entera.
El diario El Día desconoce sistemáticamente la dimensión
social del derecho a la libertad de expresión, así como los principios
emergentes del sistema democrático, circunstancia que sólo puede entenderse a
partir de su férrea voluntad de plasmar sus intereses corporativos, en un claro
abuso de su posición dominante y del incalculable poder que ha acumulado a lo
largo de su historia.
Como si lo expuesto no bastara, Raúl Kraiselburd mantiene
puestos de distribución de periódicos ilegales, en clara inobservancia del
decreto presidencial 1693/09, y la resolución 395 del Ministerio de Trabajo. En
efecto, tras haber conseguido en 2013 el viernes Santo como un día no
laborable, el empresario, en acuerdo del municipio, quien proveyó empleados de
la administración, vulneraron la disposición que prohibía la comercialización
de diarios y colocaron puestos de venta. Esto quedó asentado en las actas
labradas por los inspectores laborales que acudieron tras las denuncias
efectuadas por la Cooperativa de Vendedores de Diarios, Revistas y afines de La
Plata, Berisso, Ensenada y Magdalena.
Ese poder no puede continuar condicionando las elecciones de
las mayorías. Una ciudad que tiene un diario con capacidad para ocultar a un
candidato tiene una democracia débil. Así la vulneración de derechos y la
desigualdad se torna más factible.