lunes 01 de julio de 2013, 15:52h
Mientras sigue aferrado a su célebre slogan "Sos
bienvenido", el macrismo rehúsa adoptar políticas integrales para resolver
un problema que se agrava en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: el acceso a la
vivienda y el incremente de ciudadanos que viven "en situación de
calle".
Actualmente, miles de personas viven "en situación de
calle" en la Ciudad de Buenos Aires.
Si el punto de partida para la resolución de un problema es
reconocerlo en su cabal dimensión, el macrismo está lejos de ofrecer indicios
en este sentido. En efecto, según sus estimaciones, aproximadamente 800
porteños se encuentran en "situación de calle". Estas estimaciones surgen de
relevamientos oculares nocturnos realizados en las calles céntricas de la
ciudad y no contempla a las personas que están en paradores, hogares, cuartos
subsidiados, en riesgo inminente de desalojo, etc.
Este "conteo" por las calles céntricas de las
personas en "situación de calle" representa, sin embargo, el aspecto más
visible de un fenómeno invisibilizado y de envergadura estructural. De hecho,
según las organizaciones sociales que trabajan con esta temática, son más de
17.000 los ciudadanos que viven en situación de calle en la Ciudad de Buenos
Aires, entre los que se encuentran aproximadamente 4.500 niños y 2.000 adultos
mayores. Y si se considera que para la Ley N° 3.706, sancionada por la
Legislatura, las personas en riesgo de "situación de calle" no son únicamente
aquellas "que se encuentren en instituciones de las cuales egresarán en tiempo
determinado y estén en situación de vulnerabilidad habitacional" o "que se
encuentren debidamente notificados de resolución administrativa o sentencia
judicial firme de desalojo" sino también aquellas "que habiten en estructuras
temporales o asentamientos, sin acceso a servicios o en condiciones de
hacinamiento", entonces la cifra asciende ya no a decenas, sino a cientos de
miles de ciudadanos de la Capital Federal.
Existe un marco legal y un conjunto de propuestas
provenientes de las organizaciones sociales que permitirían abordar este
problema, pero el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires rechaza tomarlos en cuenta.
El marco legal de referencia no se reduce a la Constitución
porteña, que garantiza el acceso a la vivienda digna, sino también a la
mencionada Ley N° 3.706 de "Protección y garantía integral de los derechos
a las personas en situación de calle y en riesgo de situación de calle",
sancionada en diciembre de 2010 y que hasta el día de hoy el Poder Ejecutivo no
sólo no ha reglamentado sino que además ha vetado uno de sus artículos
fundamentales, el quinto, que justamente define el "derecho a la
Ciudad" como "una atribución de libertad sobre el uso igualitario y
no discriminatorio del espacio público, su uso y disfrute y el derecho al
acceso a los servicios por parte de todos los habitantes, conforme los
principios constitucionales". Se trata de un artículo central, que pone en
cuestión la tendencia neoliberal de convertir a la ciudad en una mercancía más,
para conferirle un papel destacado en la integración y articulación social, un
papel que para el macrismo es difícil de comprender, según se desprende en las
razones del veto: "(el derecho a la ciudad) no se condice con los principios
constitucionales a los que remite, amén de adolecer de un importante grado de
imprecisión que generaría dificultades en su eventual definición".
Mientras rechaza reglamentar la Ley y veta a uno de sus
artículos fundamentales, las políticas del macrismo para los ciudadanos en
"situación de calle" reproducen las prácticas de caridad de las instituciones
religiosas y el onegeísmo neoliberal. A través de programas como "Buenos
Aires Presente" y "Operativo Frío Cero", el Estado porteño
reconoce ofrecer alrededor de 2.200 plazas en los paradores públicos, servicios
sanitarios, un plato de comida o una bebida caliente durante los días de frío.
De este modo, el macrismo demuestra tener no sólo un déficit importante en
cuanto a la dimensión de la problemática, sino también en la inexistencia de
políticas públicas integrales tendientes a su superación.
El fracaso de estas "medidas" aparece resumido en
un documento que recientemente ha publicado el Espacio Carlos Mugica, que reúne
a una diversidad de organizaciones sociales, instituciones y grupos conformados
por personas que se encuentran o se han encontrado en situación de calle como
también por militantes y voluntarios: "La existencia, reiteración y el fracaso
de "fríos operativos" en la Ciudad de Buenos Aires como medidas provisorias que
no alcanzan a toda la población se vienen repitiendo gestión tras gestión. Sólo
han demostrado el desconocimiento de la situación y, además, la aceptación por
parte de cada gobierno de la existencia de un gran número de personas que
vuelven a la calle pasado el invierno. En este mismo sentido, se entiende el
problema del acceso a los Paradores del GCBA, la dificultad de obtener
subsidios habitacionales, el hacinamiento y la discriminación que se llevan a
cabo en los hoteles".
Además de movilizarse por la Reglamentación de la Ley N°
3.706 de la Ciudad de Buenos Aires, las organizaciones sociales sostienen que
la solución al problema de los ciudadanos en "situación de calle" requiere
poner en cuestión el circuito institucional que "pasiviza a las personas y no
nos permite pensarnos como protagonistas activos de nuestras propias vidas", al
tiempo que reclaman la creación de "Centros de Inclusión Social, operadores
sociales que acompañen y sostengan las transformaciones subjetivas de las
personas afectadas, enfoques que tengan en cuenta las especificidades de cada
población (niños y niñas, adolescentes, mujeres y varones jóvenes, adultos y
mayores, familias, personas discapacitadas, con problemas de adicciones, de
salud mental, etc.) y el establecimiento de articulaciones entre las distintas
jurisdicciones y las organizaciones sociales que trabajan día a día en la
temática".
Más allá de las especificidades que demanda el abordaje de
la situación de los ciudadanos sin techo, el problema no parecer ser meramente
"sectorial" sino del conjunto de la ciudadanía que habita la Ciudad de Buenos
Aires. En efecto, las graves dificultades para acceder a la vivienda digna
afecta a la gran mayoría de los sectores sociales, en el marco de una Ciudad
donde los desalojos, la especulación inmobiliaria y el precio de los alquileres
se incrementan casi en igual proporción que las viviendas inhabitadas y donde,
en definitiva, la Ciudad como espacio público es sustituida por la Ciudad como
mercancía. Los ciudadanos en situación de calle expresan un problema que es
estructural y por eso la lucha de sus organizaciones sociales es la lucha de
todos.