¿Una nueva "Alianza para el Progreso" en América Latina?
sábado 25 de mayo de 2013, 13:34h
En Colomba se reunieron los presidentes de Chile, Perú,
Colombia y México, los cuatro países que conforman la Alianza del Pacífico y
dejaron bien en claro la puja que existe en América Latina entre proyectos
regionales diferentes.
La reciente reunión de la Alianza del Pacífico realizada en
Colombia fue una clara muestra de la puja que existe en América Latina entre
proyectos regionales diferentes. Por un lado, hay una corriente progresista
heterogénea que le pone numerosos límites a las políticas neoliberales y, por
el otro, una que abiertamente propone una mayor liberalización de la economía
retomando -sin enunciarlo- lo que se denominó el Consenso de Washington en la
década del noventa.
En Cali se encontraron los presidentes de Chile, Perú,
Colombia y México, los cuatro países que conforman la Alianza. Además,
asistieron como invitados especiales la presidenta Laura Chinchilla de Costa
Rica, Ricardo Martinelli de Panamá, Otto Pérez Molina de Guatemala y Mariano
Rajoy de España.
El anfitrión Juan Manuel Santos presentó a la Alianza como
"el nuevo motor de América Latina" aunque fue muy cuidadoso de no
contraponerla abiertamente a las organizaciones regionales existentes que se
desarrollaron en los últimos años. En realidad, después del fracaso de los
Estados Unidos por implementar el ALCA (Área de Libre Comercio de las
Américas), la Casa Blanca continuó moviendo sus hilos en América Latina para
fortalecer tratados de libre comercio y debilitar los proyectos que fueron
surgiendo con un formato alternativo al ALCA; principalmente UNASUR, ALBA, MERCOSUR
y CELAC. Esta Alianza está en sintonía con la idea del ALCA porque el eje de su
propuesta es el libre comercio y a nadie se le puede escapar que es un proyecto
antagónico a los que impulsan y lideran los gobiernos progresistas.
Es así que Luis de la Calle, funcionario del gobierno de
Ernesto Zedillo en México en los noventa, ponderó el potencial de la Alianza
basado en el crecimiento -real o supuesto- de los cuatro países que la
integran, y denostó al Mercosur porque "lleva décadas anquilosada y es
retrógrada en términos comerciales". Incluso se atrevió a asegurar que "Uruguay
tiene interés en entrar en la Alianza del Pacífico porque no tiene confianza ni
en Argentina ni en Brasil". Amén de la expresión de deseos, no cabe la menor
duda de que la intención es plantear que el futuro está en un bloque regional
basado en el pensamiento neoliberal.
Sin embargo, es muy difícil pensar que esta Alianza hoy
pueda ser atractiva en América Latina cuando Mariano Rajoy para elogiarla
afirma que España es un ejemplo de que "la apertura, la liberalización y
la integración regional son una receta de éxito". Y mucho menos cuando el
editorial del influyente diario El Tiempo de Bogotá, el 22 de mayo, la definió
como una nueva "Alianza para el Progreso". No muy lejos de allí, en
Quito, Rafael Correa asumía un nuevo mandato presidencial afirmando "ya
nos somos el patio trasero de nadie". Toda una definición de lo que está
en juego.