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Roma

Roma

Por Enrique Szewach
miércoles 03 de abril de 2013, 22:37h
1. Confieso, nunca mejor utilizado el término, que mi relación con las instituciones religiosas en general, y la Iglesia Católica, en particular, ha sido bastante distante. Será por eso que, en alguna medida, me sorprendió el fenómeno Bergoglio, no tanto entre los argentinos, siempre entregados al exitismo, y ávidos de ídolos de los cuáles "apropiarnos", y con los cuales identificarnos, si no entre muchos ciudadanos de diversas partes del planeta, con quienes dialogué estos últimos días en Italia. Sinceramente, ignoro la razón que ha llevado al "resto del mundo" a considerar al Papa Francisco, un "argentino promedio" y no uno "excepcional". Mis comentarios al respecto, mis esfuerzos por convencerlos de que los argentinos, en general, no nos parecíamos especialmente, o más que ellos, al Papa, resultaron inútiles. Yo era argentino, y merecía, más allá de mi condición y cualidades, cierto trato especial, por compartir la ciudadanía del Sumo Pontífice.
 
2. Otra cuestión sorprendente, otra vez, para quién, como yo, mantiene una lejana y distante relación con la Iglesia Institución, aunque no con sus "contenidos", ha sido el desprestigio que parece rodear a la Iglesia Católica, al menos, en el centro mismo de su poder terrenal. Mi muestra no es amplia, por cierto, pero en los intercambios con el hombre/mujer "de la calle", se advertía claramente ese sentimiento. Al punto que las cualidades que admiraron instantáneamente del nuevo Papa, han sido, precisamente, las que más lo alejan del marco representativo de sus antiguos pares. Que un Papa se comporte con humildad, sencillez, y demuestre verdadera vocación pastoral, etc, actúe, en síntesis, como un sacerdote y líder espiritual, debería ser la normalidad, no algo que llame la atención. Salvando todas las distancias, resulta algo similar a la admiración por los políticos "honestos y capaces" cuando esa debería ser la regla, más que la excepción.
 
3.Por último, sobre este tema, y sin ningún ánimo de polemizar, y mucho menos de "provocar", un pequeño comentario, económico. Si bien el Papa ha insistido en su rol pastoral y espiritual, leyendo en estos días varios de los documentos surgidos desde la Iglesia Latinoamericana, en torno a las causas de la pobreza en la región, mi humilde sugerencia a quien es ahora la máxima autoridad institucional del catolicismo, es que los tan necesarios cambios hacia "adentro" y, en algunos temas, hacia afuera, que deberá hacer para recuperar el prestigio y la "clientela" perdidos, se incluya también, cuando se trata de temas "del César" y no "de Dios", una mayor disposición a un debate amplio. Y que se ponga más énfasis en estudiar la experiencia práctica de los países que sí resolvieron, o al menos mejoraron sustancialmente, el problema de la distribución del ingreso y la igualdad. Aunque pueda sonar a "herejía", en materia de instrumentos para conseguir ciertos objetivos muy loables que compartimos casi todos, el "mercado" tiene algunas cosas que decir y hacer, si se lo utiliza sin prejuicios y con cierta astucia.
 
4.Respecto de la "crisis europea", resulta extremadamente difícil, para un turista, aún siendo economista, reconocer la recesión. Al menos en Italia. Como diría la Presidenta "En Puerto Madero tenés que reservar, si no, no conseguís lugar para cenar. Y los lugares de veraneo, se llenan todos los fines de semana largo".
Sin embargo, se perciben algunas señales. Por ejemplo, cuando se sale de las rutas mantenidas con peaje, o las más "populares", hacia las otras, se advierte el deterioro del "ajuste". Es decir, la menor inversión. También escuchando comentarios, sólo eso, se percibe que la preocupación mayor de la gente está en torno de la dificultad de conseguir un nuevo trabajo, si se pierde el que se tiene. O respecto de la imposibilidad de ahorrar. O llama la atención el excesivo agradecimiento por propinas no demasiado generosas que, en otra época, hasta podían ser recibidas con cierto desprecio.
 
 
5. Está claro, eso sí, el desprestigio en que han caído las instituciones políticas y la falta de liderazgos creíbles y respetados. Todo un problema.
 
6.Paradójicamente, durante mi primera visita a Roma, siendo Economista Jefe de FIEL, en la segunda mitad de la década del 80, preparábamos un trabajo sobre lo que había sido la fallida experiencia europea de control de cambios y control del movimiento de capitales, mientras Italia disfrutaba de su "milagro", y la Europa Occidental, discutía y ordenaba sus primeros pasos hacia la unidad monetaria. Hoy, en cambio, ya no hay milagros (los populismos, aún los light, nunca lo son) y se busca salvar la unidad monetaria, sin atreverse a las reformas institucionales de fondo, que podrían hacer creíble y sustentable el intento. Que en medio de una crisis financiera, se les ocurra un impuesto a los depósitos, por más "mafiosos" que sean sus titulares y por más pequeña que sea Chipre, con todo respeto lo digo, marca a las claras, el tipo de crisis de ideas que están viviendo los europeos y los muchachos del Fondo.
 
7. Completando estos breves apuntes, el Euro está recontra caro respecto del dólar. Al menos el que se refleja en el consumo "turístico". (Aún al cambio oficial, para los argentinos). Pero intentar devaluarlo fuertemente, manipulando tasas de interés y política monetaria, en medio de la actual coyuntura de su sistema financiero sería, en mi modesto entender, generar una huída de capitales, aún mayor, y una recesión más fuerte.
 
8.Lamentablemente, para los europeos, me parece que si quieren salvar al Euro, en el largo plazo, no tienen mucho espacio para alquimias y brujerías monetarias. Van a tener que trabajar, en serio, desde la política, en un nuevo marco institucional que enfatice lo fiscal y alivie la artrosis burocrática y regulatoria.
 
 
9.Cierro con dos perlitas de color: 1. El domingo posterior a la asunción oficial del nuevo Papa, todo el merchandising oficial del Vaticano seguía con la imagen de Benedicto XVI. En cambio, todos los negocios de alrededor, ya tenían actualizado a Francisco. Maravillas del mercado!!!. 2. El auge de los "citi cars" en Italia es impresionante. Obviamente, relacionado con las dificultades de estacionamiento, en ciudades supercongestionadas y con familias "pequeñas" o cuasi unipersonales. La tabla de posiciones la encabeza, lejos, el Smart de Mercedes. Pero también hay un muy demandado interesante modelo de Toyota y me pareció ver uno de Peugeot.
 
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