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 El machismo en acción

El machismo en acción

Por Bernardo Kliksberg
viernes 02 de noviembre de 2012, 22:35h
Malala tiene solo 13 años. Esa valiente y excepcional niña Pakistaní lucha desde los 10 años porque se permita a las niñas simplemente ir a la escuela. A los 12 años ganó un premio nacional por su lucha. Hace poco, los talibanes la esperaban cuando bajó del bus escolar, para matarla. Le dispararon varios balazos. Está internada. Es un símbolo para el género humano y para su país.

La violencia contra la mujer continúa. Tiene múltiples caras. Desde el intento de asesinato de Malala hasta el feminicidio. Siguen los asesinatos impunes de mujeres en Ciudad Juárez. Se suceden los homicidios y palizas brutales a mujeres en muchos países de América Latina.

La mayor parte son perpetrados por ex parejas o parejas actuales, que después de golpear sistemáticamente a sus compañeras no pueden tolerar que hayan decidido dejarlos.

Es el machismo llevado a la máxima expresión. Cómo "algo" como la mujer que es "su propiedad" va a rebelarse y decidir por cuenta propia abandonarlos y buscar otra pareja. En un caso representativo, Orlando Ruiz, concejal en una ciudad del sur de la Argentina, agredió a su ex mujer tres meses después de la separación. Los peritajes judiciales verificaron que con los golpes le causó "múltiples fracturas de maxilar por las que fue sometida a tres cirugías y tuvo un extensísimo tiempo de recuperación, le fracturó el tabique nasal, le fisuró el piso orbitario".

Como consecuencia física "hay palabras que no puede pronunciar, no abre bien la boca, se le traba la mandíbula si muerde algo duro y fue sometida a tres operaciones de mandíbula".

La defensa alegó lo acostumbrado: "estaba en estado emocional violento". En diversos casos la justicia en distintos países fue "comprensiva" con ese estado. Bajó las penas al mínimo o permitió libertades casi inmediatas. Aquí no, actuó ejemplarmente y lanzó un mensaje de denuncia sobre el machismo en la policía, que suele "aconsejar" "vuélvase a su casa", y en los estrados judiciales que convierten casi en acusadas a las victimas que osan denunciar. La Cámara condenó al golpeador, lo puso en prisión y denunció "la concepción de sociedad patriarcal colada de manera macro y micro en todos los intersticios del entramado social".

El machismo no es exclusivo de América Latina. Entre otros, incidentes recientes, en Francia un tribunal redujo al mínimo las penas de un grupo de sujetos, que violaron durante 10 años colectivamente, a dos jóvenes menores pobres, causando furor en la población. En España, el juez absolvió a un empresario que manoseaba y acosaba a sus empleadas, no considerando eso una falta.

Un diputado español, representante en el parlamento de los españoles en el exterior, dijo en una sesión del Consejo Directivo de ellos que presidía ante un tema de procedimiento: "A las leyes hay que violarlas igual que a las mujeres".

En USA el Senador Tea Party Todd Akin que se opone al aborto aun en caso de violación afirmó: "Si una violación es ilegítima, el cuerpo de la mujer tiene como deshacerse de eso". Otro candidato Tea party a Senador por Indiana declaró "que si hay una violación, y se empieza a formar un bebé, no se debe permitir el aborto, porque ha sido la voluntad divina".

Es imprescindible alentar a las mujeres golpeadas para que denuncien la violencia. Con frecuencia tienen miedo de hacerlo, porque ante la indiferencia policial y judicial, y la impunidad después la represalia puede ser peor aun. Deben dárseles todo el apoyo psicológico, la protección, y las posibilidades para dejar a los golpeadores.

Una gran luchadora, la eminente psiquiatra Eva Giberti (Página 12, 4/12/2011), Directora del Programa "Las Víctimas contra la violencia", describe cómo las mujeres de dos villas miserias de Buenos Aires están enfrentando el problema: "Ante la golpiza padecida por una vecina se reúnen, concurren a la casa del golpeador, lo rodean, le dicen lo que piensan de él, sin privarse de algún puntapié o cachetada preguntándole "te dolió, a ella le duele más lo que le hiciste". Otra mujeres villeras que les antecedieron emprendían un cacerolazo, y hacían sonar un silbato cuando una mujer era golpeada".

Señala Eva: "el Estado ha incorporado estrategias nuevas y quienes operan con el tema cuentan con recursos prometedores".

Todos los miembros de la sociedad debemos apoyar. Tenemos que hacer sonar el silbato, y exigir, que esta infame violencia cese.
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