Informe de Estados Unidos: cuando venden gato por liebre
lunes 28 de mayo de 2012, 05:26h
El intento de los medios más concentrados de presentar el
habitual informe sobre derechos humanos del Departamento de Estado
norteamericano como una dura crítica de Estados Unidos al gobierno argentino
por una supuesta falta de libertad de prensa, representa un esforzado ejercicio
de malabarismo periodístico que sólo puede realizarse en un país con plena
libertad de prensa.
El informe sobre derechos humanos -una materia en la que el
gobierno argentino es un ejemplo mundial- incluyó referencias a la situación de
la prensa en la Argentina, caracterizada por la tensión que genera el intento
gubernamental de hacer cumplir un artículo antimonopólico de la ley de medios
audiovisuales.
El documento norteamericano se refiere en un apartado de 25
carillas a la vigencia de los derechos humanos en la Argentina, a la
corrupción, al funcionamiento de la justicia y a la libertad de expresión: en
cada ítem puntualiza situaciones negativas y destaca la evolución positiva en
términos generales.
El texto del Departamento de Estado sostiene que la
Argentina respeta "generalmente" la libertad de expresión aunque "con
excepciones" y menciona "la conflictiva relación que el gobierno tiene con la
censura indirecta de ciertos medios".
En realidad, los medios gozan en la Argentina de una
libertad de prensa tan calificada como la que existe en otros países
democráticos. Hay en cambio una tensión provocada por el intento oficial de
desmonopolizar la agenda periodística a través de una ley que obliga a los
medios audiovisuales concentrados a desprenderse de señales.
El hecho de que un centenar de periodistas reclamen que
"queremos preguntar" o que en alguna dependencia oficial se utilicen gorritas
con la leyenda "Clarín miente", de lo cual se ocupa increíblemente el informe
estadounidense, no constituye precisamente una violación a la libertad de
prensa.
Los gobiernos dictatoriales pueden realizar conferencias de
prensa sin que ello implique la existencia de un margen de libertad más amplio
que el existente bajo los gobiernos que no las convocan. Si bien cualquier
periodista prefiere obviamente el contacto directo, la elección de los
discursos trasmitidos en directo a la ciudadanía como forma de comunicación, es
totalmente legítima.
En las épocas en que los funcionarios sólo recibían a los
redactores de los dos diarios más
importantes y dejaban en la puerta de los despachos a los de menor tiraje,
nadie interpretaba ese favoritismo como una manifestación de la falta de
libertad de prensa.
La SIP le da letra al informe norteamericano sobre la
desigual distribución de los avisos oficiales, en lo que constituye una defensa
de la libertad de empresa antes que la de expresión. Allí está en juego una
cuestión comercial y no la libertad de prensa. Por otra parte, es potestad de
los gobiernos democráticos reproducir la concentración mediática al repartir la
pauta o intentar equilibrarlo.
Uno de los hechos inaugurales del kirchnerismo más
celebrados desde distintas posiciones políticas, fue suplantar a los miembros
de la desprestigiada Corte Suprema de Justicia menemista, por jueces supremos
probos intelectual, moral y profesionalmente.
Ese tribunal, acaba de producir un fallo que limita hasta el
7 de diciembre la extensión de la medida cautelar que suspendió la aplicación
de la cláusula antimonopólica contenida en el artículo 161 de la ley sobre
servicios audiovisuales, en lugar de haber terminado ya con la dilación como
pretendía el gobierno.
Pero ese mismo tribunal advirtió que el reclamo de Clarín se
refiere a "cuestiones de naturaleza patrimonial" y no aporta argumentos que
permitan inferir que la norma sobre desinversión afecta a la libertad de
prensa. Dicho de otro modo, la discusión se circunscribe para la Corte a una
cuestión exclusivamente económica.
Más allá del conflicto por la distribución de la pauta
oficial y por la ley de medios, el informe norteamericano reconoce que "los
periódicos independientes, las radios, la televisión y lo sitios de Internet
fueron numerosos y activos, expresando una amplia variedad de visiones" No dice en cambio que esa visión sería aún
más plural si la ley de medio tuviera ya aplicación plena.
En cuanto a la vigencia de los derechos humanos, es obvio
que el kirchnerismo tiene ante el mundo sobrados motivos para salir airoso
en cualquier examen, no sólo por haber promovido la inusual condena de los
genocidas, sino también por evitar que se reprima sistemáticamente la protesta
social, como se hace en muchas naciones democráticas.
El gobierno de Néstor Kirchner pagó un elevado costo
político -y su sucesora lo sigue haciendo- por no dispersar violentamente
cortes de vías de tránsito que les ponen los pelos de punta a quienes deben
superar estas vallas como en una carrera de obstáculos, para cumplir sus
obligaciones.
Cuando el informe norteamericano cuestiona el "uso excesivo
de la fuerza policial" se refiere en realidad a las reiteradas acciones de
"gatillo fácil" que, según la Coordinadora Contra la Represión Policial e
Institucional (CORREPI), produjeron 145 muertes entre noviembre del 2009 y el
mismo mes del 2010.
Si sólo se extrae del
texto la mención a los abusos policiales -como lo hacen los medios
concentrados- se tergiversa su espíritu, que destaca también la aplicación de
"severas sanciones", suspensiones, detención y procesamientos de policías
involucrados en estos hechos. Se oculta igualmente que el informe dice que "el
gobierno respetó en general" las normas sobre arrestos y detenciones".
Pero es obvio que una visión de la violencia que se ejerce
desde el poder sobre ciudadanos indefensos, siempre contiene alusiones
críticas. Lo mismo ocurriría si un funcionario argentino tuviera que escribir
sobre las acciones de las tropas invasoras de los países desarrollados en
Libia, Afganistán o Irak. O sobre el tratamiento a los presos en la base de
Guantánamo.
Hay un párrafo que alude además a la "continua violación de
los derechos de los pueblos indígenas", aunque no está claro si se refiere a la
expropiación ancestral de sus tierras que sufren los pueblos originarios por
las oligarquías regionales, o al asesinato de
ciudadanos qom en Formosa a manos policiales. Un proceso similar
sufrieron los indígenas del oeste norteamericano, donde -al igual que en la
Patagonia- fueron exterminados pueblos enteros.
El informe señala también la existencia de un sistema
judicial "generalmente inefectivo y politizado" lo cual parce quedar confirmado
con el freno impuesto por un juez a un artículo central de la ley de medios audiovisuales,
sancionada con fuerte respaldo por el Congreso Nacional. Los vericuetos de la
justicia -dice el informe- "minan
sistemáticamente los intentos de reducir la corrupción", pero no dice que
suelen servir también para mantener privilegios de los poderes fácticos