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¿Quo vadis Mariano?

¿Quo vadis Mariano?

Por Gustavo López Pardo
viernes 24 de febrero de 2012, 06:14h
Se suele comentar en la jerga política, que los gobiernos definen su modelo con medidas en los primeros 100 días.


El gobierno de Don Mariano lleva poco más de dos tercios de esa cantidad. Dadas algunas de las medidas y las consecuencias que tuvieron las mismas en la política española e internacional, serían prudentes algunas reflexiones. No porque quien escribe abrigue esperanzas de rectificación, pues el programa, trayectoria e historia del PP no hacía prever otra cosa, sino porque callar en estos casos puede implicar complicidad. Y si bien es claro que el PSOE perdió las elecciones, no menos lo es que la política es dinámica y no se circunscribe sólo a los votos, cosa que por otra parte, bien lo sabe Don Mariano, que se pasó ocho años culpando a Zapatero hasta del mal tiempo.


España estaba en crisis y en campaña, Don Mariano prometió y sin cumplir nada de lo prometido aplicó una clásica política económica neoliberal de shock que se traduce en recortes en educación y salud. Los trabajadores y profesionales de estos ámbitos se manifestaron y expresan no sólo su desacuerdo, sino que alertan sobre el deterioro de dichos servicios cuya consecuencia será retroceder en derechos básicos del estado de bienestar logrado a lo largo de décadas (cuyas políticas fundadoras fueron las de Felipe).


La reforma laboral es otro de los aspectos que se aplican y responden al mismo paradigma político, le da amplias facultades a las patronales en el despido, abarata la mano de obra e introyecta el valor del "sálvese quien pueda". Su objetivo, harto investigado y probado es disciplinar y profundizar la explotación, además de la fragmentación del colectivo trabajador, con la consecuente ganancia del capital sin importar los costos sociales.


La represión estudiantil como respuesta y el discurso de las autoridades valencianas han guardado proporcionalidad en violencia y estupidez inaudita que dejó perplejos a la comunidad internacional. El jefe de policía calificó de "enemigos" a los estudiantes y expuso el "arsenal" beligerante conculcado a los estudiantes: celulares, escuadras, reglas, compases. Hasta el propio Ministro del Interior habló de "excesos", palabra caricaturesca.


Por último, merece destacar lo sucedido con el Juez Baltasar Garzón. La sospecha de la persecución al Juez estaba ya instalada, porque de golpe y porrazo se admitieron 3 causas (luego de haber denegado más de una treintena de denuncias) en un contexto político que, por lo menos, hace aparecer a la justicia en sombras.


Dos de esas causas, presentan un extraño y paradojal enroque. De investigar el caso Gürtel y los crímenes del franquismo, Garzón pasa a ser procesado por ellas. Por la primera, el Juez ya está inhabilitado por 11 años... Raudamente, los defensores del Tribunal Superior salieron presurosos a defender al organismo cual si fuera un cuerpo puesto en la tierra por una deidad divina. La actitud y proceso por el que está pasando el Juez, más allá de que el fiscal de estado haya insistido en desechar las causas sólo se explica lisa y llanamente en el contexto y devenir histórico de un sentido común que se impuso a la sociedad española luego de una construcción política y social que al decir de Foucault moldeó las almas humanas, comenzando por un genocida golpe de estado y 40 años de dictadura.


Lo de Garzón me hace recordar la frase del juez italiano cuando en época fascista sentenció a Antonio Gramsci: "¡Tenemos que impedir que este cerebro funcione durante veinte años!". Hay que recordar además, que España es uno de los pocos países que no ha pedido disculpas a la propia sociedad y al mundo por el terrorismo de estado implementado, ni que decir de juzgar a los responsables. Como agravante, hay representantes como Jaime Mayor Oreja, del partido gobernante, que espeta sin ningún problema "¿Por qué habría yo de condenar al franquismo?". Expresión de esta construcción es también el concepto de "las dos Españas", ¿casualidades? de la historia, muy parecido a la "teoría de los dos demonios" que tanto dañó a la sociedad argentina.


Aún no han terminado esos cien días del gobierno del PP. Pero queda claro que de profundizar estas políticas se corre el riesgo de corroer los propios cimientos democráticos españoles. Entre como posible respuesta a este artículo alea iacta est media nada más ni nada menos que la lucha de la sociedad española. Sin ninguna duda, contará con nuestra solidaridad y apoyo incondicional.


Lic. Gustavo Lopez Pardo
Sec Organización
PSOE Buenos Aires
Docente, Sociólogo



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