La "visión alternativa" y los ositos Winnie Pooh
jueves 23 de febrero de 2012, 23:15h
En estas horas, a poco del 30° aniversario de la Guerra de
Malvinas, es bueno recordar lo establecido por la cláusula Transitoria Primera
de nuestra Constitución Nacional: "La Nación Argentina ratifica su
legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur
y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por
ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno
de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los
principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e
irrenunciable del pueblo argentino".
En sólo dos párrafos, nuestra Carta Magna resume conceptos
centrales en lo que refiere a soberanía, integridad territorial, respeto del
modo de vida de los isleños y apego total al derecho internacional.
En este marco, sorprende la postura de algún sector
minoritario que en su afán de diferenciarse de las políticas oficiales del
Estado Argentino -actuales e históricas- plantea sus objeciones sobre la
legitimidad del reclamo sobre la soberanía de las Islas Malvinas, haciendo una
lectura absolutamente parcializada y errónea de lo expresado por la
Constitución Nacional.
Llama la atención, en este sentido, la liviandad con la que
se comparan las decisiones de Política Exterior de un gobierno democrático con
la afiebrada decisión de ir a una guerra por parte de la Dictadura Cívico
Militar en 1982, tal cual desliza el historiador Luis Alberto Romero en su
columna del Diario La Nación del 14 de febrero.
De acuerdo a lo señalado, se busca impulsar un giro radical
en la política oficial con respecto a las Islas, partiendo desde las premisas
de que se debe "abandonar la agitación de la causa Malvinas" y al
mismo tiempo "abdicar" al reclamo de soberanía, con una política de
seducción de los ocupantes de las islas que recuerda a los ositos Winnie Pooh
del ex canciller Guido Di Tella.
Uno de los voceros del grupo, el ex diputado Fernando
Iglesias, se pronunció días atrás "en contra de todo tipo de escalada,
incluso de una verbal". Acto seguido calificó de "estúpida" la
postura de reclamar que el Reino Unido se siente a negociar, tal cual
históricamente solicita nuestro país en línea con lo plasmado por la Resolución
2065 de Naciones Unidas. Para el ex legislador, "nos conviene más negociar
con los isleños que con Inglaterra".
Casualmente -o no- el derecho de autodeterminación es el
principal argumento que sostiene el gobierno del primer ministro David Cameron
para rechazar el reclamo argentino de soberanía.
Más allá de que esta "visión alternativa" nunca
explicita claramente cuál sería la ventaja de fomentar la autodeterminación de
los isleños, pareciera que se desconoce que la resolución 1514 de las Naciones
Unidas, que acordó a los pueblos coloniales el derecho de independizarse, no es
de aplicación en el caso de territorios ocupados ilegalmente -a la fuerza- por
una población trasplantada, tal el caso de las Islas.
Tal como señalara el actual embajador de Chile ante la ONU,
Octavio Errázuriz, en la última reunión del Comité de Descolonización, Malvinas
constituye un caso "especial y particular que se diferencia de otras
situaciones coloniales debido a la existencia de una disputa de soberanía entre
dos Estados". En caso de prosperar una propuesta como la planteada, se
vulneraría el principio de integridad territorial de los Estados; en este caso,
la integridad territorial argentina.
En definitiva, pareciera que algunos, en su afán por
diferenciarse, no dudan en mezclar, como sea, un poco de sociología, otro tanto
de filosofía, algo de historia, una pizca de derecho y vestigios de literatura
para intentar sentar una postura que, más allá de su repercusión mediática,
carece de todo sustento jurídico, histórico y político.
Marcelo Guinle
Senador Nacional, Miembro de la Comisión de Relaciones
Exteriores