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2012: Quienes ganaron y quienes perdieron

2012: Quienes ganaron y quienes perdieron

martes 27 de diciembre de 2011, 22:56h
Aunque cronológicamente la primera década del siglo XXI empezó el 1º de enero del 2000, la realidad histórica es que el comienzo del siglo se corre en el mundo al 11 de septiembre del 2001 - caída de las torres gemelas - y en la Argentina al 23 de diciembre del mismo año  con la declaración del default.
Ambas "implosiones" dejaron una profunda marca que todavía no ha sido totalmente superada.

Sin embargo, muchas cosas han cambiado en estos 10 años. El "terrorismo internacional", fundamentalmente ligado a una supuesta "Guerra Santa" del Islam, se ha reconvertido en una "primavera árabe" que tiende a centrar la disputa política en el control territorial de los países del Norte de África y el Medio Oriente. Elecciones en Argelia, Marruecos, Túnez y Egipto. Caída de los regímenes dictatoriales en Libia y Yemen (y otra próxima en Siria). Así se pasó del terrorismo a la puja por el poder entre islamistas moderados y extremos cuyo resultado marcará la posibilidad (o no) de una activa cooperación entre el occidente cristiano y el oriente musulmán.

Es difícil que se produzca - al menos en forma organizada - una nueva ofensiva terrorista de Al-Queda u otra organización similar fuera del área en cuestión.

Así como los atentados en Buenos Aires de 1992 y 1994 (Embajada de Israel y AMIA) habían sido un aviso de lo que vendría años después a escala global, el default argentino del 2001 fue también un adelanto de lo que ocurriría económicamente en USA en el 2008 y en Europa en el 2011.
Argentina se constituyó  en un verdadero "cobayo" de experimentación universal. Así fue elegida para "dar el ejemplo" por la banca internacional y la vanguardia terrorista. Curiosa coincidencia. Si hay una clara muestra de cómo "los extremos se tocan", lo ocurrido en Argentina es una demostración palpable de tal hipótesis.

Así como las cosas cambiaron en el escenario global, también lo hicieron en el panorama local.

Argentina creció el 83% en los últimos 10 años, canjeó el 93% de su deuda defaulteada y canceló su deuda con el FMI.
También creó empleo, reequipó su industria nacional y recuperó un vasto sector pyme que había desaparecido.

La nueva década se inicia con un poder político fortalecido y una necesidad apremiante: reducir el gasto público y la tasa de inflación.

¿Quiénes ganaron y quienes perdieron en el camino?

¿La Super potencia Norteamericana, que tiene que retirarse más en derrota que en triunfo de Afganistan e Irak? ¿la misma que de us$ 2 billones de superavit está en us$14 billones de déficit? ¿La que está logrando salir del desempleo y la recesión basada en su productividad y creatividad ?

¿Los extremistas islámicos, severamente golpeados pero que lograron contribuir a la caída en sus países de los autócratas "laicos" asociados con Europa y USA?


¿La banca internacional, que logra ser nuevamente subsidiada pese a haber producido el desastre y pretende que los pueblos paguen sus desaguisados?

¿La Unión Europea, que se encuentra en la disyuntiva de anular el Euro o pasar a un estadio superior de la Unión Política ?

¿ Los Emergentes, que lograron sostener el crecimiento mundial ?

¿ La Argentina, vilipendiada por todos, pero que logró reafirmar democráticamente el rumbo adoptado durante los últimos 8 años pese a las cr´ticas locales e internacionales ?

El mundo todo discute hoy cual es la mejor forma de evitar la depresión: recurrir a la austeridad o al sostenimiento de la demanda.
Seguramente que las recetas más ortodoxas han desaparecido. Desde el propio FMI al tesoro Norteamericano y el Presidente Francés propugnan ayudas masivas para evitar la recesión y la quiebra de la Eurozona.
           En relación a la Argentina, nadie criticará nuestras "heterodoxias", pero tampoco nadie las financiará. Ese es nuestro problema y nuestra limitación.

"Vivir con lo nuestro" no es una propuesta ideológica sino una dura realidad que debemos enfrentar. Pero "vivir con lo nuestro" incluye el crédito genuino que podamos obtener, las inversiones que podamos atraer y los capitales que podamos repatriar.
Más allá de los resultados electorales, deberemos alcanzar una forma de consenso para enfrentar el desafío que se nos impone y poder así crear las condiciones de confianza que ya son patrimonio adquirido por nuestros vecinos y socios Brasil, Chile y Uruguay..
No es cuestión de revisar el pasado, ni imputar falta de previsión o ligereza presupuestaria.

El problema es cómo defender lo positivo y corregir lo negativo de tal forma de acomodarnos exitosamente a un mundo en crisis que no perderá tiempo en aplaudirnos ni criticarnos, pero tampoco moverá un dedo por ayudarnos.

Hoy, más que nunca, la mejor consigna internacional a aplicar es "para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino".
Diego Ramiro Guelar,
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO


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