Entre la violencia y la perversión

Evidentemente la violencia está presente en la vida real; este es un hecho que sin lugar a dudas no podemos dejar de evitar. Sin embargo los acontecimientos vividos en las últimas horas con los casos de Tomás o de Candela, nos impulsan a sentir el efecto de la violencia como devastadora.

Nada más doloroso en la vida que perder un hijo, y para la sociedad ese hijo es como "nuestro", nos toca el corazón y las entrañas.

Nos interrogarnos: ¿por qué los niños están siendo emergentes de una sociedad que ejerce una violencia perversa sobre ellos? Una sociedad que está tendiendo a mostrarse dentro de un círculo que lleva de la violencia a la perversidad, y viceversa. En ellos nos vemos reflejados.

El maltrato hacia los niños/as es un grave problema social, con raíces culturales y psicológicas, que puede producirse en familias de cualquier nivel económico y educativo. Sin embargo, los niños desfavorecidos (psicológicamente, con familias desmembradas o ensambladas) son el blanco principal de ciertas personalidades psicopáticas, puesto que el perverso busca el sometimiento; el hacer objeto al sujeto.

Si bien estas personalidades y conductas nada tienen que ver con "el gobierno o con la política o la falta de educación" como se escucha por ahí, sí es cierto que hay políticas preventivas y señales anticipatorios que debemos tener en cuenta para poder evitar que más niños sean víctimas, causando un dolor irremediable.