Del carrusel a la cárcel

La medida se produce en el marco de las investigaciones que se llevan a cabo por el escándalo de corrupción que enloda a varios funcionarios (entre ellos Samuel Moreno, actual alcalde de la ciudad, e Iván Moreno, hermano del anterior y senador), y ex funcionarios públicos de Bogotá, por recibir dádivas a empresarios a cambio de otorgarles millonarios contratos para la construcción de obras en la ciudad, y por la dudosa honestidad con que éstos se celebraron. La juez séptima, con función de garantías, no concedió el beneficio de detención domiciliaria que había pedido la defensa de los ex funcionarios. En el escándalo están involucrados, además, los directivos del Grupo Nule (Miguel, Manuel y Guido), a quienes la Fiscalía citó a audiencia para dictarles cargos, así como el ex alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón. El ente investigador calcula que la capital colombiana perdió cerca de dos billones de pesos por cuenta de la entrega irregular de contratos, en lo que se constituiría en uno de los casos de corrupción de mayor envergadura registrados recientemente en Colombia. Por los mismos hechos, en una decisión tomada hace algunas semanas, la Procuraduría General de la Nación destituyó e inhabilitó al contralor de Bogotá, Miguel Ángel Moralesrussi, y al representante Germán Olano.  Corrupción, un cáncer que carcome a Colombia Este no es el primer gran caso de corrupción que se presenta en el país. Son famosos, por perversos, escándalos como el de la Sociedad de Dragados y Construcciones de Colombia y del Caribe S.A (Dragacol) y el del Fondo de Pasivos Social de Colpuertos (Foncolpuertos), que le costaron miles de millones de pesos al Estado colombiano. El año pasado, solo por citar otros ejemplos, el Gobierno decidió intervenir entidades como Fondo Nacional para la Defensa de la Libertad Personal (Fondelibertad) debido a manejos sospechosos de dineros públicos. Un estudio realizado en 2009 concluyó que Colombia pierde al año cerca de cuatro billones de pesos por actos de corrupción, recursos que servirían para financiarles una carrera universitaria a por lo menos ochenta mil jóvenes. "Todos nosotros somos cómplices de la corrupción cuando no denunciamos y cuando, en nuestra vida cotidiana, estamos cometiendo pequeños actos de corrupción que generan esa cultura", reflexionó en esa ocasión la investigadora Elizabeth Ungar, directora ejecutiva de Transparencia por Colombia.