El presidente del Congreso, José Bono, tiende a la visceralidad irreflexiva cuando se le tocan los puntales. El problema es que tal arrojo le puede llevar a la paroxística interpretación de la realidad. Anábasis que se pone de manifiesto cuando se ve en su salsa, por ejemplo cuando trata de difundir su particular interpretación de la Constitución, como sucedió este lunes.
Y, así, se nos descolgaba el máximo responsable del funcionamiento parlamentario con que "no hay peligro de que en España nazca un español que tenga más derechos que otro. La diferencia sí, pero desigualdad de derechos entre los españoles sería lo peor para la nación (?) y para la justicia".
Evidentemente, analizado en su fondo, lo que hace Bono con su dialéctica es un juego de palabras. Es decir, insinúa que la principal finalidad del talento es la posibilidad de regalar sus resultados a quien no lo tiene, sin importarle que su afirmación signifique que éste deba beneficiarse de la circunstancia casi por decreto: igualdad (demagógica) y perniciosamente mal entendida. Porque algunos derechos se ganan, no se regalan. Pero nunca deben intervenir en el debate razones de igualdad sino de capacidad.
Pero donde ya se luce la tercera autoridad española es cuando añade que "España es madre de muchos pueblos" -frase que liga a los conceptos anteriores-. Hombre, don José, si algo no es España es madre de alguien. Como tampoco lo son Francia, Italia, Alemania... Ni siquiera Cataluña, presidente! (quédese tranquilo). Precisamente, cualquiera de los países que hoy forman parte del 'mundo mundial' partieron de estructuras mucho menores... Ya sabe, territorialidades del medioevo; luchas eclesiásticoimoperiales... En fin, para qué contarle... (lea historia, carámbanos!).
Si (
No(
