lunes 09 de marzo de 2015, 15:20h
Hablamos mucho -y con razón-del lío en la candidatura
madrileña del PP. Y del PSOE, donde ya parecen olvidados los ecos de la
defenestración de Tomás Gómez. Pero hablamos poco del enorme lío que, ante las
comparecencias electorales, tiene la izquierda a la izquierda del socialismo.
Me confieso bastante confuso, por ejemplo, acerca del papel que alguien como
Tania Sánchez, que se presentaba como candidata de Izquierda Unida para la
presidencia de la Comunidad de Madrid, jugará, una vez que ha sustanciado su
marcha de IU, en la candidatura de Podemos, una vez que el pequeño partido que
creó tras abandonar la formación que ahora lidera Alberto Garzón sí se integra
en las filas de Pablo Iglesias, integración de la que ella se excluye. Como, se
supone, se excluye de concurrir a la batalla electoral...
Demasiados viajes de ida, vuelta y nuevamente ida, mucho
ruido para tan pocas nueces, apresurados intentos de convergencia entre
plataformas que nacieron diferentes, falta de método, caracterizan estos
movimientos en formaciones muy jóvenes, sin experiencia ni cuadros suficientes
para hacer frente a todas las candidaturas.
Y, sin embargo, las expectativas de voto de Podemos, que
encabeza todos los intentos aglutinadores, siguen siendo muy elevadas, hasta el
punto de que una mayoría de sondeos consideran al partido creado hace apenas un
año por Pablo Iglesias como el primero en las preferencias de los electores.
Muchas circunscripciones no conocen aún ni el nombre del candidato -andan
todavía en primarias-ni los programas específicos y, sin embargo, casi un
treinta por ciento de los sondeados asegura que votará a Podemos, una intención
de voto que puede que se enfríe algo ante la realidad de las urnas, pero que,
en todo caso, arrojará buenos resultados para los seguidores de Iglesias en
cuanto a alcaldías, primero, y escaños parlamentarios, después.
A la vista de la confusión reinante, me parece obvio que
habrá no pocos que se acerquen al sol que más calienta con intenciones
arribistas. Es decir, que, con tan elevadas expectativas electorales y con una
alarmante escasez de cuadros y candidatos con experiencia, habrá no pocos
oportunistas que intenten apuntarse, a río revuelto, a la ganancia de futuros políticos
profesionales, con cargo remunerado. Por eso mismo, es urgente una
clarificación en el lío que tiene montada esa izquierda de la izquierda -por
definirla de algún modo- tan exitosa en las encuestas pero que se está armando
un buen follón a la hora de organizarse.