lunes 29 de diciembre de 2014, 08:26h
En los
últimos días, volvió al debate económico local, la cuestión de las
restricciones a la compra venta de dólares, popularizado como "cepo cambiario".
Por un
lado, el flamante Secretario General de la Presidencia, el amigo Aníbal, quizás
resentido por haber tenido que vender, en su momento, dólares a 5 pesos, mantuvo la línea argumental de la Presidenta,
al negar la existencia misma de dicho cepo.
Por el
otro, el Presidente del Banco Central anunció la intención de ir "normalizando"
el acceso a dólares del sector privado, durante el próximo año. (Reconociendo,
de paso, no sólo la existencia del cepo, si no también, el hecho de que dicha
existencia "no es normal").
Pero lo
cierto es que la economía argentina ha sufrido, en los últimos años, los
problemas que se derivan, de poner una barrera entre los ahorros y el gasto y
la inversión, en una economía en dónde la moneda local ha sido destruida, por
décadas de alta inflación y estafas varias.
En
efecto, los límites existentes impidieron la salida de capitales, es cierto,
pero también frenaron el ingreso. Sin ingresos de capitales privados, y con un
balance comercial en caída libre, por la desastrosa política de desincentivos a
la producción de bienes exportables, la Argentina, junto con Venezuela, fue el
único país del área cuyas reservas, bien medidas, no han dejado de caer.
Pese a
que, desde la instrumentación del cepo, el dólar se encareció casi el 90% en el
mercado formal, y más del 180% en el informal.
El
resultado sobre el nivel de actividad está a la vista. El país cierra otro año
con la recesión que permite mantener el nivel de reservas.
En
otras palabras, dado que las importaciones son imprescindibles para producir,
hay que llevar la producción al valor que sea "compatible" con las reservas
disponibles, a este precio del dólar.
Para
eso, hay que limitar la demanda, lo que se logra con caída del salario real y
con menos crédito al sector privado. Límites a la demanda que, a su vez,
"calman" la inflación.
De allí
que la "esperanza" del Presidente del Banco Central es conseguir más dólares
durante el primer cuatrimestre del año próximo, para poder, como se decía,
aflojar restricciones, permitir más importaciones, y mayor actividad y que el
período electoral transcurra con mejor humor.
Sin
embargo, cabe recordar que el cepo no sólo es un mecanismo para racionar la
demanda de dólares, también es un mecanismo para evitar que un eventual
incremento de la demanda de dólares se transforme en una crisis bancaria, por
retiro de depósitos, o por subas bruscas de la tasa de interés.
Me
explico. Sin control de cambios, un aumento de la demanda de dólares implica
una caída de los depósitos en pesos, y una pérdida de reservas del Banco
Central.
Los
tenedores de pesos, retiran sus depósitos de los bancos y le piden dólares al
Banco Central. Los bancos pierden pesos, y el Central pierde reservas. El
"ajuste" de este mecanismo es una combinación de suba de la tasa de interés y
de suba del precio del dólar.
Por
eso, toda crisis cambiaria con libertad al movimiento de capitales implica
problemas en el sector bancario. (Como pasó recientemente, en Rusia, por
ejemplo).
Con
cepo, en cambio, un aumento de la demanda de dólares, se refleja en la brecha
entre el tipo de cambio oficial y el libre, pero no en los depósitos bancarios,
ya que, cada uno que compra dólares retira sus pesos del banco, pero el que los
vende recibe pesos, que vuelven a los bancos.
Mientras,
el Central no pierde reservas.
En este
sentido, el cepo, no es sólo una herramienta para administrar las reservas,
también sirve para evitar que la dolarización de los portafolios se transforme
en un problema en el sistema financiero.
Y esa
es la trampa en la que hoy está la economía argentina.
Sin
cambiar las condiciones fiscales, monetarias y de balance comercial que
llevaron a la introducción del cepo, levantarlo obliga a aceptar un precio tal
del dólar oficial y una suba de la tasa de interés que lleve a "desdolarizar"
los portafolios, aunque sea
temporalmente.
De lo
contrario, si se mantienen los incentivos a dolarizarse, y no se quiere
reconocer el verdadero precio del dólar, ni subir la tasa de interés, no sólo se pierden reservas, si no que, en el
camino, también se pierden depósitos.
El cepo
fue una muy mala decisión, tomada por no querer cambiar las políticas.
Levantarlo,
sin cambiar las políticas es también una decisión de "maldad equivalente".