A nada de la gloria
Un segundo puesto dejando bien alto el básquet nacional
Si hay que definir en una sola palabra lo que generó la participación del seleccionado argentino en el mundial de básquet que se realizó en China, orgullo sería la indicada. Un segundo puesto soñado, demostrando que con solidaridad, compromiso y sin egoísmos, todos en busca de un objetivo en común, los resultados indefectiblemente van a llegar. Obviamente que las grandes capacidades técnicas que tienen estos jugadores fueron vitales para lograr la medalla de plata, pero siempre priorizando al equipo y dejando de lado sus egos personales.
