Esta pregunta, por sí misma, es mucho más que un interrogante hecho al azar. El endeudamiento que tiene nuestro Sistema Nacional de Salud da vértigo y la financiación es algo más que prioritario por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero. De hecho, el ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, lo ha dejado patente en su reciente intervención en el Parlamento. Un ejemplo es el anuncio de que en el Consejo Interterritorial del próximo miércoles, día 18, el ministro-investigador liderará el debate sobre los argumentos y criterios que determinan las actuales necesidades financieras y de cohesión del Sistema Nacional de Salud. El objetivo no es otro que trasladar el resultado de esta reflexión al debate abierto sobre la financiación autonómica, que tendrá que resolverse en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera.
Pero la esencia de esta pregunta y, por consiguiente, su respuesta está contenida en el libro de Juan Luís Rodríguez-Vigil, ex presidente del Principado de Asturias, que fue presentado en la librería Fuentetaja, en la madrileña calle de San Bernardo, propiedad de Pedro Pablo Mansilla, por un trío de políticos de gran altura: Juan José Güemes, José María Fidalgo y Pedro Sabando. A ellos se unió Teótimo Sáez, secretario general de Adeslas. Tanto el secretario general de Comisiones Obreras, como el presidente del Partido Socialista de Madrid y presidente del grupo parlamentario del PSOE en la Asamblea –los dos médicos- como el alto ejecutivo de esa compañía de seguros médicos, coincidieron en que hay que llegar a un gran pacto, como el de Toledo aunque actualizado, para evitar el derrumbe del Sistema Nacional de Salud.
Por su parte, Güemes demostró que tiene sensibilidad política y habilidad como para estar en un debate político-sanitario de estas características. El consejero de Sanidad madrileño fue el último en intervenir y lo hizo de una forma inteligente: se sumó a las intervenciones de los que le habían precedido –los ya citados políticos- y anunció que contaran con él para evitar que llegue esa amenaza de desmoronamiento del Sistema Nacional de Salud.
Rodríguez-Vigil, que tiene la partida de nacimiento en Valdepeñas y el corazón repartido entre Infiesto y Oviedo, a donde llegó con poco más de doce años, es militante del PSOE desde 1971 y un profundo conocedor de la sanidad española, fruto de su experiencia como consejero de Sanidad en el primer gobierno del Principado. Su obra, prologada por Juan Carlos Rodríguez Ibarra (faltó a la cita por una llamada urgente de su sucesor en la Comunidad extremeña), tiene este sugestivo título “Integración o desmoronamiento. Crisis y alternativas del Sistema Nacional de Salud español”, ya ha concitado el interés de propios y extraños ya que, de su lectura, se extrapola fácilmente que los dos grandes ejes del Sistema Nacional de Salud son la Ley General de Sanidad, redactada por los socialistas y, más particularmente, por Pedro Sabando, y la ley de Cohesión y Calidad que se debe al Partido Popular, de la mano de Ana Pastor. Como dice Rodríguez Ibarra en el prólogo, “Rodríguez-Vigil no puede ser considerado un heterodoxo autonómico, aunque después de la lectura de este libro sí se puede afirmar que no está en la heterodoxia del Partido en el que militó durante más de treinta y cinco años”.
Este acto político-literario fue todo un referente no sólo para los gestores sanitarios sino también para aquellos que aún tienen curiosidad por conocer los entresijos de muchas de las situaciones vividas en aquella época y que, para la mayoría, son todavía desconocidas. Y como estaba previsto, Pedro Sabando ofreció a la audiencia, veintiún años después, detalles de aquel disgusto que tuvo cuando era subsecretario del Ministerio de Sanidad y principal redactor de la ley General de Sanidad, con su ministro Ernest Lluch. Sabando se tuvo que replegar a las peticiones de los nacionalistas vascos y catalanes (“no había asturianos”, matizó) para que el Servicio Nacional de Salud -como así se le había denominado en el proyecto de ley- pasara a llamarse Sistema Nacional de Salud. Con ello se perdió la entidad jurídica y muchas cosas más...
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