Unos 35 millones de españoles decidirán el domingo si le mantienen a Rodríguez Zapatero el mandato o se inclinan mayoritariamente hacia el retorno al Poder del Partido Popular que lidera Mariano Rajoy.
El asesinato del viernes del ex concejal socialista Isaías Carrasco pone otra vez el toque sangriento al final de una campaña electoral. Muy pocas horas antes de su cierre se perpetró el crimen que fue condenado por todos los partidos políticos, que se sumaron a la convocatoria de una manifestación en la ciudad de Mondragón para el lunes después de los comicios.
El atentado tiene autoría clara: La banda terrorista ETA, que ha estado llamando a la abstención después de una legislatura en la que hubo una tregua del grupo armado en el 2006, interrumpido por el ataque en el aeropuerto de Barajas. Hay incógnitas sobre la influencia que este crimen tendrá en las urnas.
Rodríguez Zapatero, que como se sabe pretendió terminar con la violencia, declaró el viernes que la democracia española no admite los retos de quienes se enfrentan a sus principios básicos; y Mariano Rajoy, que siempre ha criticado las negociaciones del gobierno socialista con ETA, sostuvo que la banda armada debe perder toda esperanza de conseguir sus objetivos políticos.
A pocas horas de la realización de los comicios, es importante tener la visión que han dado las mediciones de intención de voto realizadas durante esta última semana. Los sondeos han dado ganador al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con una corta ventaja sobre el Partido Popular (PP), pero sin alcanzar la mayoría absoluta.
Rodríguez Zapatero ha repetido hasta el cansancio que su objetivo es "gobernar sólo con el apoyo de mi partido," pero una cosa son deseos y otra realidades… Para muchos analistas lo más seguro es que ante un triunfo sin aplastante mayoría (de ganar el PSOE), requiera de las facciones minoritarias.
Ante la realidad de alianzas, Izquierda Unida, PNV, CiU y ERC, entre otros, se han quejado de la marginación sufrida durante la campaña electoral y del "tono presidencialista" que tuvo, sobre todo a raíz del interés desatado por los debates en televisión entre Rodríguez Zapatero y Rajoy.
Pero la gran incógnita es: Cuánta abstención se dará…
El partido actualmente en el gobierno (PSOE) se ha centrado las últimas semanas a pedir a los españoles que acudan a las urnas, ya que creen obsesivamente que la abstención favorece a Rajoy… "Ganar los debates no significa ganar las elecciones," dijo esta semana en un mitin el candidato socialista en referencia a los sondeos que lo dieron por ganador en los dos enfrentamientos televisivos.
Muy tenso, muy inseguro, Rodríguez Zapatero ha repetido: "Los debates se ganan con argumentos; las elecciones se ganan con argumentos y con votos”.
Mariano Rajoy, en cambio ha ignorado –o simulado hacerlo- todos esos sondeos que lo ubican como perdedor… Así ha declarado: "Ultimamente sólo ganamos las encuestas el día de las elecciones, con eso ya me conformo," esto en clara alusión a las elecciones municipales del año 2007, en las que obtuvieron más votos, a diferencia de lo que indicaban los pronósticos.
Rajoy ha puesto el dedo en la llaga que es sin dudas el bolsillo… "Miren atrás y vean si estaban mejor o no hace cuatro años" criticando abiertamente lo que califica como mala situación económica, descontrol en la inmigración y fracaso en las negociaciones con ETA. Rajoy, antes del cierre de campaña le ha recordado al pueblo español que Rodríguez Zapatero "… se ha preocupado de cosas que no le importan a la gente"
La respuesta a esto, la ha dado de inmediato Rodríguez Zapatero que calificó de “catastrofistas” a los del PP y destacó los que asegura son progresos en materias sociales, como la ley de dependencia o el matrimonio gay, recordando que hubo un aumento en las pensiones y en el salario mínimo, y alabando su estilo de Gobierno basado en el diálogo…
Muchos analistas critican que fue una campaña con el pasado como presente… Una contienda en la que se volvió a la guerra de Irak y al episodio del 11 de marzo y muy poco al presente y futuro… Muchos temas han quedado en el aire y esto desanima al elector.
El PSOE insiste en que una derrota en las elecciones supondría el fin del liderazgo de Mariano Rajoy, aunque éste ha señalado que pretende seguir en el cargo, mientras que Rodríguez Zapatero asegura que está dispuesto a volver a ser líder de la oposición, previas consultas con su partido.
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