OPINIÓN/Víctor Gijón
Mentiras y mentirosos en el 11-M
Nos mintieron el 11-M y en los días siguientes. Mintieron en la comisión de investigación parlamentaria. Mintieron, incluso en el juicio, y ahí está el ex director general de la Policía y actual eurodiputado del PP imputado por sus mentiras.
Mintió Acebes, antes, durante y después. Mintió Rajoy, al que lo le cabía en la cabeza que cuatro moritos hubieran montado la que montaron. Pues, bien ahora dicen que ellos no, que donde dije, digo Diego.
En vísperas de conocerse la sentencia sobre la matanza de las Estaciones de Atocha, que desmontará todas las mentiras vertidas sobre el 11-M, la cúpula del PP nos toma por imbéciles a los españoles y afirma, con el descaro del mentiroso patológico, que ellos nunca utilizaron la muerte de 192 ciudadanos para hacer electoralismo.
Desconozco si las mentiras políticas tienen la misma pena que las otras mentiras. Si es así Acebes, Rajoy y sus católicas mesnadas, desde Obispos a menestrales radiofónicos, van a pudrirse en el infierno. Pronto se cumplirán cuatro años del atentado terrorista más grave cometido en España: las bombas de los islamistas radicales contra los trenes de cercanías de Madrid.
Mañana, el tribunal que juzgó los hechos dará a conocer su sentencia. Todo apunta que el peso de la ley caerá sobre los responsables directos e indirectos de la masare. Sobre los que están vivos, ya que varios de los autores materiales se suicidaron en el piso de Leganés al ser cercados por la policía. Para llegar a ese veredicto ha sido necesario sortear no pocas dificultades.
Algunas, lógicas, determinadas por la complejidad de la trama, sus vinculaciones con movimientos terroristas extranjeros y la necesidad de probar todas y cada una de las acusaciones de forma indubitativa ante la presión político-mediática que rodeó el caso. Presión procedente de medios de comunicación que, como El Mundo o la COPE, inventaron por razones económicas y políticas una teoría del 11-M basada en pruebas falsas.
Teoría con caja de resonancia en las filas de un PP que se negaba y se niega a aceptar que perdió las elecciones no por las bombas de los terroristas sino por pretenden engañar a la opinión pública sobre la autoría del atentado. Fue esa presión de un partido, el PP, y de los medios de comunicación de la derecha, la principal dificultad que el juez Javier del Olmo tuvo que vencer para cerrar el sumario. Que lo hizo bien, a pesar del permanente linchamiento político-mediático, como también lo ha hecho bien el juez Gómez Bermúdez, presidente del tribunal, igualmente blanco de los ataques de los teóricos de la conspiración, se ponen de manifiesto cuando el PP, sus lideres y parte de su Armada mediática, empiecen a lanzar tinta de calamar para ocultar su mentiras. Afirma Acebes y le sigue Rajoy que ellos nunca hablaron de conspiración.
Pero las hemerotecas, las videotecas y las fonotecas les desmienten. Lo dijeron, claro que lo dijeron, e hicieron de aquellas acusaciones falsas y de los montajes periodísticos su instrumento principal para la búsqueda de votos, para atacar al Gobierno y tensionar la sociedad española. Algunos de los actuales problemas de convivencia tienen que ver con el mensaje central que los populares pretendieron que los españoles diéramos por bueno: que perdieron las elecciones por una artera confabulación de terroristas islámicos, etarras y socialistas. De ahí a calificar de ilegítimo al Gobierno presidido por Zapatero sólo había un paso.
Lo dieron hace cuatro años y han mantenido la impostura durante todo este tiempo. Otra cosa es que, salvo sacar de sus catacumbas a la extrema derecha, no hayan logrado que les ‘compremos’ sus mentiras. Por ello ahora niegan la mayor: su utilización partidista del 11-M. No sea que en las elecciones de marzo próximo el resultado de la urnas sea todavía peor del que les auguran las encuestas.
Si (
No(
