Los engañados

   Dice el saber popular que los niños y los locos dicen la verdad. Habría que añadir un tercer actor capaz de clarificar el drama que siempre apareja la verdad, me refiero a los políticos cesantes y sin empleo. El último ha sido Pasqual Maragall, presidente que fue de la "Generalitat" de Cataluña.

   Era el secreto de Polichinela, pero ha sido él mismo quien acaba de confesar que en medio del confuso proceso que alumbró el nuevo "Estatut", Rodríguez Zapatero le exigió que dimitiera como presidente de la "Generalitat". Tenía que renunciar porque era la condición que ZP había pactado con Artur Mas, presidente de Convergencia. Dimitido Maragall, Mas se habría hecho con la presidencia de la "Generalitat" como líder de la fuerza política más votada .

   La cabeza de Maragall a cambio del apoyo de los nacionalistas de CiU para sacar a flote el nuevo Estatuto, empantanado en los sargazos de su más que probable inconstitucionalidad. Maragall dimitió, pero Montilla (y Carod Rovira) no se dejaron bizcochar y el pequeño Maquiavelo de La Moncloa se quedó con el problema que él mismo había creado al estimular a los nacionalistas a ir más allá del anterior "Estatut".

   Un problema muy serio, de mucho calado, porque el Estatuto ha sido refrendado -por los pelos, pero refrendado- por los ciudadanos de Cataluña pero, aún así, podría suceder que el Tribunal Constitucional tumbara alguno de sus capítulos. Mas admite que ZP le engañó; Maragall -sin cuyo apoyo ZP no habría llegado a la Secretaría General del PSOE-, también. Estas cosas tienen su importancia. Tengo para mí que ZP tendría problemas para ganarse la vida como vendedor de coches de segunda mano.