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Más de lo mismo en Cibeles

Más de lo mismo en Cibeles

Pocas novedades y escasa innovación en el inicio de una intensa semana que se inauguró con los primeros desfiles dedicados a los diseñadores miembros de la Asociación de Creadores de Moda de España y que dio comienzo con el presentado por Jesús del Pozo.
Duyos, Lemoniez, Francis Montesinos, Ángel Schlesser y, para clausurar, Agatha Ruiz de la Prada, completaron un programa en el que cada uno de ellos estuvo en su lugar, sin sorpresas, sin riesgos y sin salirse de su línea.

Cuando todavía los armarios están ocupados por las prendas de verano, los calendarios de moda hacen que tengamos que pensar en lo que se va a llevar la próxima temporada estival. Por lo visto en esta primera jornada, el armario no va a cambiar mucho y se podrán utilizar esas prendas que continúan colgadas en las perchas.

Al escaso riesgo se une la falta de tendencias, ya que prácticamente todo se lleva y cada uno tendrá que hacer su elección personal en la amplia oferta. Como coincidencias, el adiós a los vestidos cortados bajo el pecho y el triunfo de las siluetas tipo saco; el color morado en sus diferentes tonalidades; los talles de los pantalones en su sitio y las faldas siempre por encima de la rodilla.

Con 'Sol y Sombra', Jesús del Pozo inauguró la 46 edición de Cibeles. Los contrastes fueron protagonistas de una colección con prendas luminosas para el día, y tardes suaves. Estos contrastes llegan también a las formas, con pantalones tremendamente estrechos o muy anchos, sin término medio, en los que el tiro llega casi a la rodilla.

Las fuerzas sobrenaturales presentes en el 'Tótem' han guiado a Juan Duyos en una colección en la que ha dominado la presencia de la naturaleza, en tonos y tejidos, las líneas amplias, con faldas extremadamente cortas y estrechas con volúmenes que crecen arriba.

También fiel a su trayectoria estuvo Lemoniez con unas propuestas en las que el diseñador donostiarra funde tradición e innovación, principalmente en los tejidos utilizados para crear siluetas monocromáticas en blanco, gris o morado, que rompe en pasarela con un único estampado de flores rojas sobre fondo morado.

Los cordones de pasamanería que lleva a cinturones o a elegantes cuellos redondos fueron recursos de Lemoniez para esta colección, junto a los grandes bolsillos aplicados sobre ligeras y frescas prendas.

En un homenaje al arte de la tauromaquia, el valenciano Francis Montesinos llevó una vez más las raíces españolas a la pasarela, donde presentó 'Al quite', colección en la que incluso sacó un traje de luces de Cesar Jiménez con el que la modelo Laura Sánchez simuló una vuelta al ruedo.

Algo más comedido, las líneas que Montesinos propone son más sencillas que en otras ocasiones y los estampados- con grandes motivos florales en grises o morados- más sobrios. Con una inspiración que nace del entorno de la fiesta nacional, incluidos los pasodobles que acompañaron la presentación, el valenciano ha recreado en sus prendas los abanicos, como en el espectacular traje de novia, las chaquetillas o los capotes en las faldas.

En presencia de la Infanta Elena y de Ana Botella, Ángel Schlesser apostó por una mujer extremadamente femenina, con siluetas alargadas, ligeras, en las que la riqueza se encuentra en su elaborada simplicidad.

Túnicas, caftanes, pantalones anchos, pliegues, cuerpos asimétricos y el estudio de unas trabajadas mangas que une a cuerpos con escotes palabra de honor, así como los vestidos con uno de los hombros al aire, dan forma a una atractiva colección con reminiscencias minimalistas.

Agatha Ruiz de la Prada nunca deja indiferente. Con sus defensores y sus detractores, lo cierto es que la diseñadora siempre hace una nueva apuesta y cada vez irrumpe en más mercados. Y a estos ha dedicado su colección, en la que se encuentran prácticamente la totalidad de sus fabricantes.

Desde la presentación de un nuevo perfume, a través de un vestido creado a partir de unos grandes labios, hasta la presencia de sus plateros, en los corazones que llenaban por completo el vestido de novia, o la firma deportiva, con la presentación de una línea de gimnasia, la diseñadora ha vuelto a utilizar la pasarela como plataforma comercial.

En esta ocasión, con prendas que llenan todas las horas del día, Agatha Ruiz de la Prada mira hacia los futuristas años sesenta, en que se pensaba que los tejidos tecnológicos, los metalizados y los tonos fluorescentes dominarían nuestras vidas.
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