Jubílese antes de que le pille el toro

Los países desarrollados envejecen y, claro, quieren que el personal deje de trabajar más tarde. Si no, ya me dirán cómo pagarle.

Menuda contradicción: toda la vida presionando a la gente para que anticipase su jubilación a precio de oro y colocar en su lugar a personas más jóvenes, y ya ven lo que nos cuestan ahora esos cincuentones ociosos que se pasan todo el día en los campos de golf.

La hemos liado. El 41 por ciento de los españoles se jubila antes de la edad legal de 65 años, y eso que el Estado ha echado el freno. Aun así, ¿cómo pagar a las clases pasivas el día cercano en que haya sólo dos trabajadores por cada pensionista?: o le quitamos a cada uno la mitad de su sueldo para seguros sociales o no hay manera.

Lo mismo sucede en Alemania y Angela Merkel ha decidido cortar por la brava: paulatinamente, la jubilación pasará de los 65 a los 67 años. Con lo poco que nos gustan a nosotros esas cosas, Jesús Caldera ha optado por el método persuasivo: por cada año que retrase su jubilación, a usted se le incrementará el sueldo un 2 por ciento. O sea, que si usted sigue trabajando hasta los 115 años —un suponer—, acabará doblando el sueldo. Un chollo.

Todas estas triquiñuelas no son más que formas piadosas de camuflar lo horrible de la situación. ¡Y menos mal de los inmigrantes, más jóvenes que nosotros, todavía en edad de cotizar y lejos aún de soñar con el retiro! De mantenerse el ritmo actual, la Fundación Sistema, que preside Alfonso Guerra, prevé que dentro de ocho años el 27 por ciento de la población total será extranjera, es decir, más de 15 millones de personas.

¡La leche! Claro que esos foráneos han venido con el mismo virus del envejecimiento que nosotros. Así que ya no nos vale de consuelo lo que decía el economista Keynes que dentro de cien años todos calvos. Ahora, en sólo 40 años todos viejos.

O sea, que si usted se haya ya en el umbral de los 60 y lleva treinta años de cotización, no lo dude: ¡jubílese antes de que le pille el toro! Porque, de momento, a excepción del dichoso ERE de RTVE, sólo se buscan incentivos para que usted siga trabajando. Pero, en cuanto los números no salgan —que no saldrán—, las fórmulas serán peores: alargamiento de la vida laboral, recorte de pensiones, discriminaciones tributarias…

Sé que todo eso parece muy lejano. Pero recuerde “que 20 años no es nada”, como en el tango de Le Pera que cantaba Carlitos Gardel, así que hágaselo mirar. Ni a usted ni a mí nos caerá el chollo de una prejubilación de las de antes, sino que, si no despabilamos, nos recortarán las pensiones. Al tiempo.