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OPINIÓN/Víctor Gijón

La cloaca de Castro

La cloaca de Castro

Sigue oliendo la cloaca de Castro Urdiales.  Fernando Muguruza el desleal se hace el ofendido e Ignacio Diego pretende que nos creamos que no lee o no sabe leer. Dice el presidente del PP que desconocía que regionalistas y socialistas tenían un acuerdo para apoyarse mutuamente en la villa castreña. Como no puedo creer que el presidente popular sea analfabeto o estúpido tendré que convenir que miente. Diego es mentiroso y cobarde.
Sigue oliendo la cloaca de Castro Urdiales.  Fernando Muguruza el desleal se hace el ofendido e Ignacio Diego pretende que nos creamos que no lee o no sabe leer. Dice el presidente del PP que desconocía que regionalistas y socialistas tenían un acuerdo para apoyarse mutuamente en la villa castreña. Como no puedo creer que el presidente popular sea analfabeto o estúpido tendré que convenir que miente. Diego es mentiroso y cobarde. El tirar la piedra y esconder la mano es su forma más política de actuar. De momento pretende hacer ver que lo de Castro, en todo caso, es asunto del PP castreño, por lo que si el éste termina en fiasco, como parece, o condenado por las instancias nacionales, poco probable, siempre podrá echar la culpa a otros. Diego no ha tenido la valentía de defender que su partido haya apoyado a un tránsfuga, aunque si tuvo la picardía de ver en Muguruza a un ‘tránsfuga de libro’, como acertadamente definió ayer Miguel Ángel Revilla a su casi ya ex compañero de partido, cuya expulsión fulminante ha sido aprobada anoche por el Comité Local del PRC en Castro. Claro que esto no es impedimento para que Diego siga defiendo, aunque guardando las distancias, la operación de compra-venta de votos en Castro. En opinión del dirigente popular quienes han traicionado al PRC son los que no votaron a Muguruza, con lo que, si llevamos el razonamiento a sus extremos, el legítimo representante regionalista en Cantabria sería Muguruza y los tránsfugas los miles de militantes del PRC que no le secundan, Revilla incluido. Los sueños de Diego son pesadillas. Como pesadilla será el Gobierno de Castro, con un alcalde marioneta en manos de del PP y de su hasta ahora acérrimo enemigo, el ex socialista  Rufino Díaz. Por cierto que éste deberá explicar a los vecinos y votantes de Castro Urdiales por qué mientras públicamente anunciaba que dejaría gobernar a la lista más votada, la del PSOE, negociaba bajo cuerda con Diego y Muguruza. Si en las novelas de detectives se dice siempre que hay que buscar a la mujer --chercher la femme-, en Castro los que hay que buscar es el negocio, inmobiliario por supuesto.
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