Se trata de dos cajas que tienen, como muestra de su valor único, los originales de Juntacadáveres con el mapa de la imaginaria ciudad de Santa María dibujado por el escritor, Dejemos hablar al viento y Cuando ya no importe, además de algunos relatos cortos como "La cara de la desgracia" o "Jacob y el otro". Otros originales se perdieron. Es que Muhr además de pelear con el desorden del escritor también tenía que contener a una perra que la pareja tuvo durante muchos años y que comía todo papel que se le cruzara.
“Acá está la trama de su soledad dichosa, estos papeles sagrados entran hoy a la Biblioteca Nacional de Uruguay porque los salvó Dorotea Muhr, esposa del mayor escritor uruguayo. Valoramos esta donación, el archivo con los manuscritos de Juan Carlos Onetti es un tesoro cultural, Uruguay merece recuperar a Onetti, soñamos con este acto desde los duros años del exilio", dijo el secretario de la Presidencia de Uruguay, Gonzalo Fernández. Él representó al gobierno en la ceremonia dada la sorpresiva ausencia de Tabaré Vázquez. Esa donación fue, irónicamente, una de las promesas más importantes del candidato en lo que hace a la cultura en la campaña que lo llevó a la Presidencia.
"Juan dibujaba cada letra con sensual lentitud. Cuando yo protestaba porque tenía que mecanografiar los originales, él me hablaba de la esposa de Tolstoi, que copió a mano las miles de palabras de La guerra y la paz… En fin, sería lindo que ahora estos manuscritos motiven el estudio y la lectura de las obras de Onetti porque con esta donación se cumple su deseo de volver a Uruguay", dijo Muhr en el acto realizado en el Paraninfo de la Universidad.
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