Día aciago

Si hay días en los que mejor sería no haberse levantado de la cama, el de ayer fue nefasto para el matrimonio formado por el vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Carlos Arenillas, y la ministra de Educación, Mercedes Cabrera. Más les hubiera valido no haber puesto ni un solo pie en el suelo a ninguno de los dos.

Arenillas pasó de saborear las 'mieles' de los abrazos y saludos efusivos en la sede de la Bolsa madrileña, hace pocos días, cuando el presidente Zapatero presentó su 'balance  triunfal' de la situación económica española (ya saben: la mejor época de la democracia, etc, etc...), al mal trago de las 'hieles' que le lanzó ayer desde el estrado de la Comisión parlamentaria de Economía el presidente de la CNMV, Manuel Conthe, quien le llamó de todo menos bonito, le tildó de sectario y exigió su dimisión.

Arenillas pasó, en ese plazo de dos horas escasas que duró la intervención de Conthe en el Congreso, de ser firme candidato a presidir el organismo regulador a verse fuera del mismo, según algunos rumores que circularon por la tarde. Al final, no parece que vaya a llegar la sangre al río. Sí es cierto que ya se barajan otros nombres para la presidencia de la CNMV: se ha empezado a hablar de Julio Segura, que ahora es consejero, como pñosible sustituto de Conthe, al timepo --según estos rumores-- que Conthe sustituiría a Segura como consejero.

El mal día para Arenillas lo fue también para su 'media naranja', Mercedes Cabrera. la ministra sufrió un 'plante' de los consejeros y altos cargos autonómicos de Educación de las autonomías del PP en el Consejo de Coordinación Universitaria, que se runía ayer. Ninguno acudió a la cita. No se puede decir que Cabrera viviese una 'bronca' con ellos, porque no hubo tal. Y no hubo tal, porque dos no discuten si uno no quiere... o, simplemente, no está.

Se iba a debatir sobre el futuro del Bachillerato. Se iba a debatir, y efectivamente se abordó, aunque no se puede decir exactamente que se haya tratado de un 'debate', pues en la diezmada reunión sólo participaron los representantes del Ministerio de Educación y Ciencia y los consejeros de otras 11 comunidades autónomas --la mayoría, gobernadas por el PSOE--.

La ministra lamentó posteriormente que los viceconsejeros o directores generales de las comunidades gobernadas por el PP hubieran abandonado la reunión. Pero dijo que se iba a “mantener la propuesta porque nos sentimos respaldados por muchas de las opiniones que ya se han dado y esperamos conseguir sumar a aquellos que ahora mismo no ven clara o están poniendo objeciones a esta reforma”.