Marinos chilenos rinden homenaje a héroe peruano

El arribo del "Esmeralda" coincide con la visita oficial de cuatro días del jefe de la Armada chilena, almirante Rodolfo Codina, quien llegó a Lima el martes para afianzar los lazos entre las marinas de ambos países andinos.

El arribo de la nave al Perú fue anunciado por 21 cañonazos en el puerto. La nave ocupó un sitio privilegiado de atraque, frente al buque insignia de la Armada peruana, el crucero “Almirante Grau”.

El capitán del "Esmeralda", Humberto Rodríguez, manifestó a la agencia Efe su alegría por la visita, que consideró "histórica" porque, según dijo, "hace muy fructífera la intensa relación que data de hace diez años entre (marinos) peruanos y chilenos".

"Las marinas (de ambos países) siempre tienen la tendencia de mirar hacia el futuro, que obedece a la política de nuestros gobiernos, lo que nos permite la interacción, fortalecer los lazos, operar en forma combinada y en fuerza de paz, o cuando surja una catástrofe de la naturaleza", explicó.

El "Esmeralda" cumple un viaje de instrucción de ocho meses que incluye escalas, además de en el Callao (Perú), en la Isla de Pascua (Chile), Wellington (Nueva Zelanda), Sidney (Australia), Noumea (Francia), Apra-Harbor (Estados Unidos), Shangai (China), Busan (Corea) y Tokio (Japón).

"Ser comandante de este buque es un gran honor y en la medida que uno ayuda para mejorar las relaciones entre los países, es una gran responsabilidad", destacó Rodríguez.

Los oficiales chilenos acompañaron el jueves al almirante Codina a colocar una ofrenda floral al héroe peruano Miguel Grau, en la plaza que lleva su nombre, en el centro de Lima.

Posteriormente, en la Escuela Naval de Perú se inauguró un busto del héroe chileno Arturo Prat, en una ceremonia a la que asistió el jefe de la Armada peruana, Eduardo Dancourt.

Durante varias décadas el buque escuela chileno era víctima de manifestaciones de protesta en los puertos de numerosos países, como consecuencia de la dictadura que encabezó el general Augusto Pinochet (1973-1990). Tras el golpe de estado de Pinochet, la Esmeralda fue usada como cárcel para opositores al régimen.