Esta actividad corresponde a las pruebas realizadas a todos los neonatos en el último año, desde febrero de 2006 al mismo mes de este año, periodo en que se han detectado dificultades auditivas (de carácter leve en la mayoría de los casos) en una decena de niños.
Este programa, impulsado por la Consejería andaluza de Salud, se desarrolla en el conjunto de los hospitales andaluces con la intención de realizar una detección precoz de las deficiencias auditivas en la población infantil antes de los seis meses, pues está demostrado que un diagnóstico tardío de este problema puede derivar en el futuro en una sordera que acarree dificultades de comunicación, aprendizaje e integración social.
El screening auditivo se lleva a cabo en una consulta del Hospital Materno Infantil, en un espacio aislado del ruido ambiental donde se realizan pruebas sencillas, indoloras y fiables a todos los neonatos.
La prueba, denominada otoemisiones y potenciales auditivos, tiene una duración de unos diez minutos, y los pacientes en los que detecta alguna anomalía o presentan dudas se derivan al otorrino.
En la detección y el abordaje de la hipoacusia infantil participa un equipo multidisciplinar, ya que el personal de enfermería lleva a cabo las pruebas iniciales, con la colaboración de las unidades de Neonatología y Obstetricia, y, en el plazo de un mes, los pacientes que lo precisan se someten a estudios más precisos en el servicio de Otorrinolaringología.
Tratamientos
Los tratamientos que indican los especialistas varían en función de la afectación de la sordera y van desde la estimulación del lenguaje para los casos más leves -resulta fundamental que la familia hable con frecuencia al bebé- hasta la colocación de audioprótesis e implantes cocleares en pacientes con hipoacusia más avanzada.
Por su parte, la Asociación Provincial de Padres y Amigos de los Sordos de Córdoba (ASPAS), contribuye de forma decisiva en las terapéuticas que reciben los niños con déficit auditivo.
Las estimaciones más recientes indican que se detectan de cuatro a nueve niños con problemas de audición por cada 1.000 nacimientos en la población en general, mientras que entre los bebés con factores de riesgo esta proporción se amplía de cuatro a nueve casos por cada 100 recién nacidos.
Además, entre esta población de riesgo, sólo el 1 por ciento de estos problemas es sordera absoluta.
La percepción auditiva es la vía habitual de adquisición del lenguaje, por lo que la disminución de la capacidad auditiva condiciona el desarrollo psicológico e intelectual del pequeño y dificulta la integración en la sociedad en el ámbito educativo primero y laboral después.
La sordera en la infancia tiene repercusiones importantes sobre el habla, el desarrollo emocional, escolar y social del niño, ya que el oído, junto con el resto de los sentidos, permite la relación con el medio ambiente y es importante ya que las personas se comunican fundamentalmente por medio del lenguaje hablado.
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