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Rajoy quiere ser Cameron pero España no es Gran Bretaña

Rajoy quiere ser Cameron pero España no es Gran Bretaña

lunes 11 de mayo de 2015, 18:43h
Frente a la última encuesta del CIS están los resultados electorales en Gran Bretaña. A Mariano Rajoy le gustaría dentro de unos meses serDavid Cameron y romper en las urnas los pesimistas sondeos sobre el Partido Popular, al igual que lo ha hecho su colega con los auspicios sobre el Partido Conservador. Lo que ocurre es que Gran Bretaña no es España, sus problemas no son los nuestros y su sistema electoral que distribuye los escaños en el Parlamento de Londres en nada se parece a nuestra Ley D'Hont. Ojo, por tanto, con los sueños y las comparaciones. En lo que sí podemos coincidir ambos países es en las graves equivocaciones de las encuestas.

En las Islas se eligen uno por uno los parlamentarios y no valen los votos del segundo, ni los que pueda cosechar esta o aquella formación política a nivel global. El primero se queda con el escaño y el resto se queda sin nada. Aquí la distribución es por partidos y no existe la circunscripción personal. Se gana y se pierde en grupo y el reparto final de los escaños depende de los sucesivos restos que va dejando el sistema D'Hont. Diferencia fundamental a la hora de buscar en el éxito de Cameron el posible bálsamo de Fierabras para Mariano Rajoy.

La última encuesta del CIS,  con " cocina" incluida y en algunos casos sorprendente, como es el de Castilla-La Mancha, es solo eso, una encuesta. No son los resultados electorales y si miramos la misma encuesta realizada hace cuatro años y la comparamos con los resultados reales de mayo de 2011 descubriremos que el CIS potenció más de los debido a los dos principales partidos, y que no existían dos formaciones con historia sobre las que volcar el voto directo y la simpatía para luego valorar lo que había pasado en ocasiones anteriores. Aquí y ahora apenas tenemos las elecciones europeas para analizar lo que puede pasar en las urnas con Podemos y Ciudadanos.

Han perdido los laboristas de Miliband, que son los " primos" ideológicos de nuestro PSOE, por no conseguir convencer a los ciudadanos de su oposición al actual gobierno conservador, algo en lo que está empeñado Pedro Sanchez;  y han perdido los liberales de Clegg que han estado apoyando a Cameron y han sido fagocitados por el " hermano mayor", una invitación a reflexionar para Albert Rivera e incluso para Pablo Iglesias. Ha ganado de manera rotunda y contra todos los pronósticos el primer ministro, acosado y criticado pero al parecer más fiable para los británicos que sus rivales, y que deberá someter a referéndum antes de que termine 2017 el mantenimiento de Gran Bretaña en la Unión Europea. Y han ganado con igual rotundidad los nacionalistas escoceses, que de los 59 escaños que se jugaban en su territorio han conseguido  56 dejando los otros 3 para conservadores, laboristas y liberales. Perdieron el referéndum de independencia dirigido por Alex Salmond pero se han ganado  el derecho a negociar en Londres un nuevo estatus político para su territorio dentro del Reino Unido de la mano de Nicola Sturgeon. Pueden ser un ejemplo para nuestros nacionalistas, desde el PNV a ERC pasando por la dubitativa CiU del presidente Más.

Pegados los carteles que anuncian el comienzo oficial de la campaña electoral en las 13 comunidades autónomas y en los más de ocho mil ayuntamientos de nuestro país, es casi imposible saber lo que va a ocurrir el próximo día 24 y aún más difícil lo que harán los partidos a partir del día 25 con sus escaños y sus concejalías. Parece en razón de los sondeos que el bipartidismo imperfecto que tenemos no ha muerto, que los nacíonalistas se mantienen en sus posiciones de siempre, que Podemos representa lo que fue el PCE y luego Izquierda Unida, y que Ciudadanos vuelve a colocar sobre la mesa la vieja y ansiada por muchos idea de un partido bisagra entre los dos grandes, lo que ya intentaron el CDS y el Partido Reformista, sin mucho éxito ninguno de los dos.

Puede que la convulsa España de estos últimos años y meses se termine pareciendo mucho a la España que salió de la Transición y que los cambios que demanda la sociedad se queden embarrados en los caminos de los pactos y las componendas post electorales. Sería una lástima y una decepción. Los cambios se necesitan y con urgencia, sobre todo los que afectan a la clase política y su gobernanza. Hasta ahora y visto lo visto en Andalucía no vamos por el buen camino.
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