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El líquido que por donde pasa moja

El líquido que por donde pasa moja

Por Francisco Vargas
jueves 19 de marzo de 2015, 15:40h
El próximo domingo, día 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua. Para todos es sabida la importancia que este líquido elemento tiene en la creación,  en la vida y en la economía. Pero hoy me voy a centrar en este último aspecto y, sobre todo,  en lo que significa el agua para nuestros agricultores y cómo ven ellos los cambios legislativos que se están produciendo en los últimos tiempos, y muy especialmente desde inicios del siglo XXI.
 
Efectivamente, la Directiva  Marco Europea del Agua pretende unificar las actuaciones en materia de gestión del agua en el ámbito de la UE. Ante un creciente aumento de la demanda, la exigencia del consumidor final de calidad y cantidad suficiente, hace necesario proteger este bien, el agua, en términos cualitativos y cuantitativos para garantizar su sostenibilidad, estos son los principios básicos que definen esta norma.
 
Esta Directiva obligó a la Administración española a legislar sobre el tema y posteriormente, cumpliendo con las transferencias a las autonomías, Andalucía publicó su propia legislación sobre la materia con rango de Ley. Éste es el marco en el que nos movemos los usuarios andaluces de este bien, que nos afecta a todos, pero creo interesante hacer una reflexión desde el punto de vista del agricultor o regante, ya que en nuestra comunidad  estos utilizan el 70% del recurso existente.
 
Todos somos conscientes de la necesidad de utilizar mecanismos que hagan sostenible el uso del agua, en especial los titulares de la agricultura más competitiva, como la nuestra,  que ha destinado grandes sumas de euros a sustituir sus sistemas de riego por otros que garanticen el ahorro de agua y a la vez, aseguren  la rentabilidad de las explotaciones. Estas actuaciones siguen haciéndose, se siguen instalando sistemas que mejoran a los ya existentes. Por ejemplo, ya lo novedoso no es el riego por goteo computarizado, lo novedoso son los sistemas de riego a demanda, para los que se utilizan sistemas a simple vista similares pero mucho más sofisticados. Lo que quiero dejar claro con este párrafo es que el agricultor o regante está haciendo todo lo que está en su mano para modernizar y ahorrar agua porque sabe de la importancia de este bien para seguir manteniendo la actividad agrícola, y sobre todo, como ya he dicho antes, en la agricultura más competitiva.
 
A la vez y de forma paralela los gobiernos de las diferentes administraciones, dirigidas por los partidos políticos que las sustentan, están intentando controlar el agua, no sólo la decisión de decidir quién riega y quién no, sino también, con qué agua riega cada uno y qué coste tiene este bien. Pues, por ejemplo, nada tiene que ver un regante del Guadalquivir con uno del Levante almeriense, mientras el primero tiene una concesión según disponibilidad de caudales y paga a 0.02? el metro cúbico, el segundo tiene que utilizar agua desalada y paga por ella 0.62? metro cúbico.
 
Pero esto no es lo más preocupante, lo que más me preocupa es la cantidad de impuestos que se le están poniendo al agua, y si es para riego más, con el único fin de recaudar.
 
A esto hay que añadir que las obras que se están llevando a cabo para mejorar los regadíos, a las que en la mayoría de las ocasiones los agricultores son ajenos, por Ley el gasto tiene que ser satisfecho por el consumidor final,  es decir, el agricultor. La reflexión que hago es ¿saben los agricultores que para garantizar la sostenibilidad del agua van a hipotecar sus fincas para los próximos cincuenta años? Ya les respondo yo, "no, no lo saben".

Por Francisco Vargas
Presidente de ASAJA Almería


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