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Politiquería maliciosa

Politiquería maliciosa

Por Manuel Pascua Mejía
lunes 01 de diciembre de 2014, 10:54h
En 1561 Felipe II decidió trasladar la corte desde Valladolid a un pueblo manchego de no más de 15.000 habitantes. Aquel Madrid lleno de aguavás y escasa belleza urbana hubo de acoger al rey del imperio más poderoso del orbe y a su extensa corte con todos sus haberes y sirvientes.  Para dar acomodo a hidalgos, funcionarios de rango medio o alto y aristocracia ambulante, se convirtió la Regalía de Aposento en Carga de Aposento. La Regalía, mientras la corte fue itinerante, suponía un peso llevadero para las poblaciones porque apenas duraba un breve periodo de tiempo. Al hacerse estable la corte en Madrid, el mandato resultó costoso y, por más que la capitalidad supusiera grandes ventajas, obvio es que a los madrileños poco gustó la imposición. Pagánt sant Pere canta dice el refranero catalán y satisfaciendo entre un tercio y la mitad del coste de la manutención y alquiler, los madrileños podían librarse de la Carga. Otros, por algo será que en Castilla se inventó la Picaresca, comenzaron a construir casas a la malicia, es decir, casas que por fuera parecían mucho más pequeñas de lo que eran en realidad por dentro (En la C/Cervantes 11, detrás del Palace, puede visitarse una de estas construcciones que, además, fue casa de Lope y hoy acoge una reconstrucción de cómo debió ser la vivienda y de su hermoso güerto, tan citado en sus comedias), consiguiendo de esta manera burlar la Regalía. Cuarenta años después y bajo el mismo reinado, uno de los mayores sinvergüenzas de la historia,Francisco de Sandoval y Rojas, primer duque de Lerma, trasladó la capitalidad a Valladolid donde previamente había estado comprando cuanto terreno y propiedad se le pusieron a tiro para, una vez convencido el rey del traslado, revender sus terrenos a los aristócratas realizando uno de los mayores pelotazos de la historia inmobiliaria de España. Y como no hay mal que siglos dure, el mismo desfachatado compró medio Madrid a precios de saldo un par de años después en que, ya sin corte, apenas si valía lo que cualquier poblacho manchego y, cuando en 1605 la corte regresó la operación se repitió. Por supuesto, el de Sandoval no se conformó con el doble pelotazo: también cobró a los burgueses y comerciantes madrileños una comisión por devolver la capitalidad a la villa y un impuesto revolucionario, una vez establecida, por las ventas que realizaran.

 Ahora tenemos en la presidencia del gobierno a un hombre muy poco capaz en casi todos los aspectos de la política y, oído el discurso de Sánchez el jueves en el Parlamento, poca alternativa parece que vaya a haber enfrente. Ambos tienen la corrupción en casa y ambos están silbando como si no fuera con ellos.Ante la corrupción sistémica y la ruptura soberanista este hombre nada estadista y bastante ciego para la visión a medio o largo plazo, debería recurrir a la Política, es decir, a tomar decisiones acaso menos grandilocuentes, menos marketinianas, menos aspaventosas y mucho, mucho, mucho más potentes en su alcance. En cambio, recurre a la politiquería maliciosa en la que todo parece ser pero, simplemente, no es. O es otra cosa. ¿Cuánto peor mejor?

 Ir a Barcelona a un encuentro con partidarios sin sentarse con Artur Mas, Albert Rivera o Miquel Iceta aunque solamente fuera por trasladar una imagen de liderazgo y preocupación, demuestra su torpeza y la escasísima visión de quienes le asesoran. Proclamar "su" victoria desde Moncloa sobre el 9 N resultó, además, delirante.

 Análogamente, las medidas anticorrupción, desfasadas y poco realistas, obsoletas ya antes de nacer, que presentó el jueves, son maquillaje y cobardía: ni siquiera el dinero propuesto -que no puesto- alcanza para agilizar los actuales plazos de la justicia, mucho menos para acortarlos.

 Un senador me cuanta que Arriola -que es el verdadero mandamás del PP y de Moncloa- busca que Podemos divida la izquierda para que el PP, con no más de un 30% de los votos, forme gobierno y él siga triscando. Apesta.

 Es politiquería, política de enanos que prefieren sacrificar España y nuestros intereses mientras puedan mantener ese escaño móvil que desparece del hemiciclo tan pronto como sus ocupantes, corruptos por acción, por omisión o en compañía lucrativa de otros, deben habérselas con el juezRuz. Es politiquería maliciosa, no Política de verdad. Qué pena.
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