La batalla empresarial del PP madrileño

Los líderes y aspirantes a candidatos del PP madrileño en las elecciones de mayo del año próximo van a medir sus fuerzas este 24 de marzo en un escenario empresarial, el de CEIM y la Cámara de Comercio y en esa cita con las urnas que tienen el actual presidente, Arturo Fernandez, y el aspirante a desalojarlo, Hilario Alfaro. Los dos han empleado artillería de grueso calibre y gane quien gane va a ser muy difícil que se restaure la unidad perdida de los empresarios de la Comunidad,ya que los contendientes han buscado la destrucción de su oponente y más que programas de actuación para defender la mediana y la pequeña empresa, lo que han hecho es intentar manchar la imagen del rival sin importarles el,precio. Incluso uno de ellos, Alfaro, quiso ahorrarse las elecciones pidiendo públicamente al todavía presidente que se retirara.

Con los dirigentes socialistas de espectadores privilegiados, los líderes del PP de la Comunidad y el Ayuntamiento de la capital han mostrado de forma clara sus preferencias, asistiendo o ausentandose de las conferencias que los dos candidatos han realizado en los últimos días. Arturo Fernández consiguió que asistieran a escucharle el presidente regional, la presidenta del partido y la Delegada del gobierno, con ausencia de la alcaldesa que envió en representación a su segunda al mando. Por el contrario, a la charla de Hilario Alfaro si acudió Ana Botella y se desmarcaron con mejor o peor excusa Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes. Toda una declaración de principios que hay que entender como adelanto de lo que podremos ver en los próximos meses dentro y fuera del Partido Popular cuando llegue la hora de poner nombres a las listas electorales.

Para el PP de Mariano Rajoy es muy importante, diría que crucial lo que ocurra en el mes de mayo de 2015 en el territorio madrileño: ganar o perder el Ayuntamiento de la capital del Reino y la Comunidad autónoma será la primera de las grandes señales que anunciarán los resultados de los siguientes comicios, ya sean territoriales o nacionales. Madrid ha sido y es el centro de todas las miradas y de todas las batallas políticas. Y también empresariales y financieras. De ahí que lo que se juegan los empresarios el día 24 de marzo tenga un gran valor político.

Ambos mundos, que en Madrid están muy unidos pese a la necesidad de que estuvieran muy separados, están luchando y van a hacerlo hasta el último minuto. Hay mucho poder, influencia, recursos económicos y humanos en juego. Tal vez por ello y con un cierto papel de comparsas han aparecido en los mismos escenarios los dirigentes del Partido Socialista de Madrid, con Tomás Gómez y Jaime Lizavestky a la cabeza. Ellos también juegan sus bazas, creen que pueden gobernar en coalición con Izquierda Unida si logran que el PP pierda las mayorías absolutas de que goza en la Comunidad de Madrid y en la gran mayoría de los Ayuntamientos, y que llegados a ese punto la relación con los empresarios será tan importante o más que la que mantengan con los Sindicatos.

Desde la dirección nacional del Partido Popular y desde el palacio de La Moncloa se sigue con especial atención esta primera batalla política que se juega en el terreno empresarial. Desde una prudente distancia han intervenido en la batalla, con la discreción del que quiere que gane uno de los dos contendientes pero que, sin tener seguridad plena de lo que pueden decidir con su voto los empresarios pertenecientes a las dos organizaciones prefieren que no se note su apuesta. Algo en lo que no existe unanimidad y donde aparecen de nuevo las diferencias internas de los populares y el recurrente pulso que mantienen los dos centros de poder que confluyen en Rajoy, pero que el presidente deja que se mantenga como un método eficaz de tensión política y sistema personal de control.