Lentamente, se dibujan dos campos en el Partido Popular: el de los apoyos a
Esperanza Aguirre y los que se inclinarían más bien por
Francisco Camps, presidente de la Generalitat valenciana.
Probablemente, ninguno de los dos tiene claro que se deba levantar bandera alguna en pro de la sucesión de
Rajoy, pero resulta inevitable que muchos de sus seguidores y bastantes observadores ‘neutrales’ dentro del PP hayan comenzado las especulaciones. Y es cierto que Aguirre, quitando a los escasos partidarios de
Ruiz Gallardón, domina absolutamente el cotarro de Madrid, incluyendo a los llamados ‘ratistas’ (al fin y al cabo, su marido ha sido compañero de colegio y de curso de
Rodrigo Rato). Pero difícilmente tendrá el respaldo de otras organizaciones territoriales importantes, si exceptuamos a Castilla-La mancha, donde
Dolores Cospedal ha logrado afianzarse. Camps, por su lado, fue compañero, en Nuevas Generaciones, del extremeño
Carlos Floriano, del secretario general andaluz
Antonio Sanz y del propio
González Pons, entre otros.
Y se le considera muy vinculado al murciano
Valcárcel y, aunque algo menos, a
Javier Arenas, que sigue, con todo, siendo uno de los ‘hombres fuertes’ del PP.