José Tomás torea a los nacionalistas

He de confesar algo: me siento entre dos amores. Mejor dicho, entre dos amores por criticar dos cosas; a saber, los nacionalistas catalanes y los antitaurinos. Ni unos ni otros son santo de mi devoción.

Ayer José suicida Tomás salió por la puerta grande de la Monumental y cortó cinco orejas (pobres toros, qué culpa tendrán sus orejas) llenando, como no podía ser de otra manera, los alrededores de la plaza en plena Barcelona donde son ellos tan poco aficionados (o eso dicen los nacionalistas) a la fiesta nacional.

Pero tampoco creo yo que se opongan a los toros como los detractores que la criticamos por defender a los animales, más bien porque está relacionado con el tronío de la bandera española, el pasadoble y todas esas cosas que tanta urticaria les levantan a los Carod Rovira and Co. Qué perra les ha entrado con las costumbres como si la butifarra, hacer castellets o bailar la sardana distara tanto de bailar una sevillana o tomarte un gazpacho. Y si nos ponemos hirientes, ¿qué pasa con el caganet? ¿Tiene tronío? Amos anda

Es, pues, José Tomás el que está dando, a base de puyazos, dónde más les duele a los nacionalistas. Dónde no llega la derechona, manda recado con banderillas. Me imagino el dolor de cabeza que les habrá levantado oír pasadobles en su ciudad. Yo porque me niego a ir a los toros, pero de no ser antitaurina, me hubiera plantado peineta y abanico para ir a ver a Tomás. Y con mozalbete repeinado y jersey sobre los hombros fumándose un purito.

Tiene guasa que se opongan a los toros porque es una fiesta nacional. Le veo el mismo sentido que oponerse a la Iglesia porque no te gustan las casullas de los curas o porque la forma sagrada mejor con forma triangular. Mira, si te opones a la fiesta hazlo porque te parece que los animales sufren pero ¡¡¡¡¡porque sea nacional!!!! Qué perra les da siempre con lo mismo y qué cansinos que son. Además en una ciudad tan abierta al mundo y tan cosmopolita como es Barcelona. Son capaces antes de financiarle un kebap a un turco que un puesto de pescaíto frito a uno de Barbate. ¿Qué se apuestan? Ellos son así. Abiertos al mundo. Igual si se independizan de verdad, en un futuro les pareceremos un país exótico y nos dedican un barrio, como a los chinos. Podría ser una solución.