OPINIÓN/Víctor Gijón
Por mucho que vocifere la extrema diputada Isabel Urrutia el Parlamento de Cantabria no dio su respaldo a un alcalde, el de Luena, puesto en picota por su actitud agresiva. Los grupos regionalista y socialista se limitaron a votar en contra de la reprobación por entender que la Cámara Legislativa ni era el lugar ni tenía competencias para hacer juicios políticos a cargos municipales.
Este asunto nunca debió llegar a debatirse, pero la presión mediática ejercida por el PP a través de sus medios de comunicación forzó una decisión contraria al Reglamento y a la lógica. Una vez más ha quedado de manifiesto la doble vara de medir del partido conservador y su falta de escrúpulos. Resulta patente que la escandalizada diputada no mira por igual unas agresiones u otras.
Mientras pide la pira inquisitoria para el alcalde de Luena, no le importa fotografiarse, en sede parlamentaria, con un maltratador, autor de dos delitos de violencia de género por los que ha sido condenado en firme. Claro que el alcalde es regionalista y el segundo el jefe de un sindicato de la Policía Local al servicico del equipo de gobierno municipal del PP en Santander.
El escandalizado PP, que ve en el voto de ayer de socialistas y regionalistas un reprobable acto antidemocrático, tienen la democrática cara de tener en sus filas un alcalde, que es también diputado regional, por lo que se podría ser objeto de reprobación en este caso sí legalmente, que tiene sobre si una condena en firme por agresiones y lesiones. Para los populares un juicio pendiente por denuncias cruzadas de agresiones merece el infierno, pero la muerte de tres personas en el Cabildo, por presunta negligencia en las labores de vigilancia que la ley le confiere al Ayuntamiento, no gobernando por el PP, no da ni para una investigación interna por las posibles responsabilidades.
Del 'caso Luena' la prensa conservadora se ha ocupado con profusión, agrandando los componentes políticos del asunto. Sobre el 'caso Cabildo' caminan de puntillas los voceros mediáticos del PP, centrándose en cuestiones técnicas, o participando, a sabiendas o no, en campañas orquestadas de descrédito del portavoz opositor, Jesús Cabezón, que se ha limitado a querer saber lo que pasó para que no vuelvan a producirse hechos tan lamentables. Son algunos ejemplos de la hipocresía política con que actúa el PP, pero hay más.
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